«¡Te quiero Thor! ¡Que tengas un buen día en el trabajo!«

Creo que ya me voy a repetir como el ajo, pero he de decirlo de nuevo: Aunque espero, ruego y deseo un final potente para esta saga y esta etapa, lo cierto es que también espero que el personal no se deje obnubilar por los fuegos de artificio que a buen seguro están a la vuelta de la esquina. Que lo espectacular de lo que esté por venir no nos quite de delante de las narices momentos como el de hoy, en los que Jason Aaron prácticamente finiquita a uno de sus personajes más potentes empantanado como está con una historia que no parece tener permiso para avanzar… pero que tampoco aprovecha la coyuntura para profundizar en sus personajes.

Porque aunque el capítulo gira en torno a Jane Foster, lo cierto es que la trama me parece un tanto burda y manida y cada vez que creo que va a remontar, me deja una vez más con una de las dos cejas enarcada y preguntándome que le pasa a este guionista con esta cabecera. Y es que a ver, la imagen de la Jane feliz y casada en una casita de campo nos convence durante aproximadamente cuatro viñetas (con un dibujo de Javier Garrón ciertamente divertido, la verdad). Después pronto le vemos el cartón. Y lo mismo le parece pasar a la protagonista. ¿O no es así?

«Es un destructor de mundos, un asesino de miles de millones de almas«

El giro final de la trama es quizás lo que más me rechina de todo. Jane Foster fue Thor. De hecho fue uno de los mejores Thor que han existido y -¡qué chorprecha!- a esa Thor la escribió genialmente el propio Aaron. Ahora, el guionista recupera a esta versión del personaje para, aparentemente, tentar a Foster con la vida de truenos y martillos que dejó atrás cuando se convirtió en la Valquiria. Sin embargo, y aquí es donde entra mi apreciación personal, una de las cosas que más molaban de la Jane Foster hija del Trueno fue la generosidad con la que daba su vida por los demás. Para ella ser Thor era a la vez una bendición y un paso más hacia la tumba, pero lo aceptaba gustosamente si con ello podía ayudar a quienes le rodeaban. Lo que quiero decir es que nunca hubo una ‘adicción’ de la doctora hacia el personaje heroico… y plantar ahora la duda acerca de ello me ofende un poquito.

Los Vengadores #41 (#142)

Más entretenida es la segunda parte de esta grapa de Panini. Avengers Forever sigue siendo un patio de juegos gigantesco para Aaron y en esta ocasión se dedica a contarnos la triste historia de un T’Challa que resulta ser el último wakandés con vida de su universo y que, de algún modo, ha desarrollado poderes arácnidos. La historia es guay y entretenida y sirve para sumar uno más al ejército del Piloto Fantasma. Sólo espero que toda esta profundización en personajes no se quede en agua de borrajas cuando llegue el turno de la batalla final.