«Vendrán a por nosotros por lo que vamos a hacer hoy«

 

Me lo llevaba oliendo desde que se anunció, pero Asalto a Graymalkin (el cruce entre las cabeceras marvelitas de Patrulla-X y La Imposible Patrulla-X) queda un poco descafeinado, si bien tiene el acierto de proponer unos cuantos nuevos interrogantes y argumentos a explorar que pueden dar de comer a las series del universo mutante durante los próximos meses… O hasta que la Casa de las Ideas decida qué quiere realmente hacer con ellas. A la hora de traer el evento a España Panini no se ha quebrado la cabeza y ha optado por mantener los cuatro capítulos en sus series originales (dos para cada de forma alterna) dejando bien claro, eso sí, que la lectura de los cuatro números es esencial para entender la trama (así que si sólo haces una de las dos series mala suerte, y prepárate porque en nada y menos tendremos Fuga de X, que implica a las tres principales cabeceras mutis).

 

¿De qué va el asunto? Pues nada, resulta que después del colapso para los mutantes que supuso la Caída de X (con Xavier convertido en un genocida al servicio de las máquinas y demás), han surgido dos nuevas Patrullas-X, una en Luisiana y otra en Alaska (y sí, hay otra en Chicago, pero aún está en pañales). A la vez, el clásico entorno del Instituto Charles Xavier en Nueva York ha sido comprado por una pirada antimutante que lo ha convertido en una cárcel para los portadores del gen X que no debe contar con ninguna clase de revisión gubernamental, porque lo que se está haciendo allí no sólo viola los Derechos Humanos, sino que carece de toda lógica y sentido y es más una fantasía sádica para los villanos que un centro de arresto para mutantes peligrosos y/o maleantes. Con este panorama, en Patrulla-x #5 observamos como alguien se llevaba a la fuerza a la Bestia de Alaska mientras que lo mismo ocurría en Luisiana con Júbilo y Calicó en La Imposible Patrulla-X #4. Graymalkin se ha llevado a gente de los dos grandes equipos mutantes: ¿con qué objetivo?

 

«Sospecho que has pasado demasiado tiempo en la nieve«

 

Lo anterior no es una pregunta retórica. Es que no me queda nada claro. Sí, pretenden vender a la Bestia a los gobernantes de Tierra Verde (a los que su versión más oscura hizo bastante la puñeta durante sus tiempos al frente de X-Force), pero el secuestro de las mutantes del equipo de Pícara no responde a nada. Y no me creo de ningún modo que no se esperase la señorita Rottenmeier un asalto conjunto de las dos principales escuadras mutantes una vez que se llevara a la fuerza a viarios de sus activos. No me cabe en la cabeza ni la manera de pensar de esta señora ni, por supuesto, cómo han podido Jed MacKay y Gail Simone comulgar con tal piedra de molino para justificar un crossover que hace aguas desde su mismísimo concepto fundamental. Pero es que la cosa no queda ahí: antes del asalto se llaman por móvil los líderes de ambas Patrullas-X para informarse: ‘Oye, que se nos han llevado a Pepito a la prisión esa de Graymalkin.. ¡Ah! ¿Que a ti te han quitado a Juanito y Jorgito? Bueno, si me da tiempo te los recojo. Pero tú no vengas, que entonces no parece que la idea sea mía sola‘. Así que, por supuesto, aparecen ambos equipos al completo. Y, obviamente, se revientan a leches a la más mínima oportunidad. Un plan de asalto sin fisuras.

 

 

Como digo, al final tenemos de todo. Momentos chulos seguidos de otros de la más pura vergüenza ajena y algunos detalles que sirven para justificar y completar arcos argumentales que quedaban hasta ahora cojos. Reaparece Xavier como prólogo a lo que será su saga de huida de la institución en los cómics que Panini ha venido publicando durante este mismo mes de julio (así que ya los tenéis en las tiendas) y los dos principales equipos mutantes demuestran (por si hacía alguna falta) que son completamente distintos y que sus autores o bien no se han leído un cómic mutante en los últimos diez años o que, simplemente, les da igual lo que están escribiendo y sienten un profundo desprecio por los lectores.