«Y, por un momento, pienso que los dos somos lo peor«

 

¿Qué te ocurre Marvel? Tenías un juguete bonito, con forma de isla, y nunca supiste explorarlo del todo, nunca llegó a ser la normalidad para los mutantes porque no te atreviste a mantenerlo más allá de su primera crisis seria. Nos trataste de convencer de que lo que venía a continuación sería mejor, si cabe, y aquí nos tienes, más de medio año después yendo a por el segundo crossover mutante nada más haber despachado el primero y sin habernos dejado digerirlo del todo. Y lo cierto es que, con la excepción quizás de la Extraordinaria Patrulla-X, aún no he encontrado una historia que me atrape ni un cómic que me haga querer que llegue el siguiente mes del calendario. Los mutantes han abandonado la seguridad de Krakoa para caer en un mundo que ya no se preocupa demasiado por ellos. Se han vuelto prácticamente irrelevantes.

 

Durante el Asalto a Graymalkin nos enteramos de tres cosas: Que había un grupo de mutantes superpoderosos parecidos al Profesor X por ahí sueltos. Que, de hecho, el tito Xavier estaba encarcelado en la prisión / campo de torturas mutante. Y tres, que esta sub-raza de mutantes tenía una predisposición genética a desarrollar un cáncer incurable y muy peligroso en la base del cerebro. De hecho, ése fue prácticamente el único epílogo que nos llevamos del evento, porque todos los integrantes de la Patrulla-X o de la Imposible Patrulla-X siguieron con sus vidas como si nada hubiera ocurrido allí (más o menos) y, lo que es más sangrante, la prisión ha seguido operando a pesar de los desmanes allí destapados. Porque: ¿Qué es eso de saltarse los Derechos Humanos a la torera en los Estados Unidos del tito trompetas?

 

«Sólo más peones que pensabas sacrificar desde el principio«

 

Lo más gracioso es que este segundo crossover mutante parece estar  ocurriendo en un segundo plano a las series que lo componen. Me explico: Lo importante en el primer capítulo no es tanto que el calvo más de moda en el universo Marvel se vaya de juerga para salvar a su hija del espacio, sino que los chavales de la Imposible Patrulla-X de Pícara no tienen una Sala de Peligro como Dios manda. Y lo importante de la segunda entrega no es que Charles esté buscando su sombrero favorito, sino que Mojo ha encontrado una nueva manera de torturar a los mutantes y sacar beneficio de ello a nivel de audiencias en lo que parece el inicio del último arco argumental de Nyx.

 

 

Así pues, hasta el momento (ya veremos si la cosa cambia) el Profesor X se ha limitado a pasearse por las diferentes colecciones mutantes mientras sigue sus propios objetivos sin apenas causar conmoción en cada una de ellas (no parece que ni las gentes de la Imposible Patrulla-X ni los jóvenes de Nyx vayan a mover un dedos para que vuelva a su celda). Cierto que desde que se convirtió en un simpático genocida el personaje se ha convertido en alguien controvertido, pero me sorprende que nadie vaya detrás de él. Habremos quizás de seguir leyendo sus aventuras en las siete partes en las que se va a dividir el evento para ver si esta situación evoluciona de algún modo. De momento, me sobra completamente este nuevo crossover en páginas de Panini.