Una obra tremendamente original, que combina un montón de géneros e influencias para crear algo diferente.
Antes de ponerse de moda con su reinterpretación de Prophet (una de las series salidas de la mente de Rob Liefeld y la primigenia Image), Brandon Graham ya tenía cierto nombre en la industria con trabajos más underground como este que nos ocupa, King City.
La historia sigue a Joe, quien tras tomarse un año alejado de todos y convertirse en un amo de gato, vuelve a King City para trabajar como amigo de lo ajeno para el mejor postor. ¿Amo de gato? Sí, habéis leído bien. Uno de los aspectos más interesantes y divertidos de la obra es el nuestros felinos amigos. El protagonista se acompaña de un gato multiusos, al que pinchando determinado suero es capaz de hacer cualquier cosa, y no exagero, cualquier cosa. Lejos de sonar disparatado, dentro del contexto del cómic funciona a la perfección, como si fuera lo más normal del mundo. En una ciudad en la que encontramos veteranos de guerra zombis, ejecutivos caníbales o tentadoras sirenas, un gatete que tan pronto se marca un crucigrama como hace las veces de periscopio no desentona en absoluto. Junto a esta pareja aparecen entrañables personajes como Pete o Anna y unas tramas que llevan a los protagonistas a vivir todo tipo de peripecias. Si bien no hay una gran trama central o un gran arco que lleve a los personajes del punto A al punto B, las pequeñas aventuras en las que se ven inmersos hacen que nos sumerjamos de lleno en el mundo de King City, como si estuviéramos en una sitcom americana. Conocemos a nuestros protagonistas y vemos como viven y se desenvuelven en su alocada y asombrosa ciudad.
Muchas veces no se dan explicaciones de lo que acontece, simplemente se dan las cosas y toca asumirlas. Pero encantada. Estás tan dentro de la historia que no te planteas nada de eso, lo asumes y disfrutas del viaje.
King City es un libro muy divertido, de clara influencia surrealista, donde las normas establecidas están para saltárselas y que te atrapa más y más a medida que entras en sus páginas. Es imposible no quedarse hipnotizada deleitándose con cada una de sus viñetas, fuente inagotable de guiños y detalles. Quizás el dibujo de Brandon Graham no sea atractivo para todos, y que se le pueda tildar de feista, e incluso de cierto amateurismo, pero eso mismo es lo que le da personalidad y fuerza a su trabajo. Un dibujo sencillo y caricaturesco, con cierto toque manga, muy flexible y plástico que entra como un guante en el guion, al que sirve y complementa perfectamente.
Me parece una obra tremendamente original, que combina un montón de géneros e influencias para crear algo diferente, un soplo de aire fresco para quienes estamos cansados de tanto cómic de superhéroes, además en una edición muy chula, ideal para llevar contigo en el metro.
Deja un comentario: