«¿Las bragas las vendes siempre a 60 pavos?«

 

Me ha dejado un poco frío el cómic de Maybelline Skvortzoff que publica ahora Desfiladero Ediciones. No porque me parezca malo o porque me haya aburrido, sino porque, sencillamente, detesto a su protagonista. Roxane representa a un tipo de persona que debería ser extirpado de nuestra sociedad: una narcisista sólo preocupada por ella misma que va hiriendo a quienes se cruzan en su camino mientras culpa al universo de lo que su propia fealdad emocional le trae de vuelta cada noche al acostarse. Me cuesta muchísimo empatizar con alguien que utiliza a aquellos (hombres y mujeres) que la aman como instrumentos para un fin, desde el pobre pardillo de Martin hasta la alcohólica de su madre. Y es que esa es la otra parte, la que equilibra un poquito este cómic, que muchos de sus personajes están tan rotos por dentro como lo está su propia protagonista.

 

Roxane Vende sus Bragas nos presenta a una serie de personajes más cercanos a la treintena que a la veintena que transitan por sus propios desiertos particulares en busca de alguna clase de iluminación que les ayude a enfrentarse a un futuro cada día más incierto. Y es que eso sí que lo capta Skvortzoff a la perfección: ese momento de incertidumbre anímica y emocional que aprieta cuando los años de la universidad recién quedan atrás y te ves obligado a enfrentarte al mundo… o dejarte llevar por él en dirección a las cloacas. Esa clase de crisis existencial sí que está bien reflejada en este cómic, por más que su protagonista se merezca de todo menos bonito.

 

«Algún día tenía que decírtelo«

 

No sé tampoco muy bien qué pretenden reflejar los distintos clientes con los que Roxane se va topando a lo largo de su ‘aventura empresarial’. La autora nos habla en la entrevista que cierra este volumen de distintas relaciones de poder, pero lo cierto es que la protagonista no se ve en ningún momento obligada o forzada a nada de lo que se va encontrando. En cierto sentido, este cómic me recuerda muchísimo a Lonely Receiver, de Zac Thompson, que nos presentaba a una protagonista muy similar, aunque (gracias a Dios) Roxane no recurre en ningún momento al homicidio. Y es el hecho de que me recuerde a este cómic que tanto detesté lo que me hace darme cuenta de que, pese a que el rechazo es mucho menos intenso con este cómic que, como os comento, me parece bastante más correcto y honesto, no puedo considerarme en absoluto como público objetivo de este álbum.

 

 

Desfiladero Ediciones, por su parte, nos presenta una edición cuidada que no se mete en florituras (rústica, nada de cartoné innecesario) y que, sin embargo, sí se permite incluir una interesante entrevista con la autora de esta corta novela gráfica. Su precio, no llega a los veinte euros, es otro de los atractivos de un cómic que (en palabras de la propia Skvortzoff) contiene fantasía y realidad casi a partes iguales.