Chanbara. La espada de la traición: El precio de la sangre

Chanbara: La espada de la traiciónCuando el material de base es bueno y el equipo creativo trata dicho material con cariño, nada puede salir mal. Había cierta suspicacia al abordar el tercer tomo de Chanbara dado que Roberto Recchioni y Andrea Accardi habían decidido hacerse a un lado (de forma momentánea, ellos mismos hablan en uno de los textos que acompañan al cómic diciendo que retomarán su trabajo en la colección) y ceder el testigo a Gabriella Contu (guionista) y Walter Venturi (dibujante), para que estos contaran una nueva aventura de Ichi y su banda de justicieros en el Japón del periodo Edo. Lejos de amilanarse, la dupla formada por Venturi y Contu ha aportado interesantes matices al estupendo mundo planteado en Chanbara.

 

«Desde aquel momento no acepté más señor que la justicia«

 

La espada de la traición no tiene la ambición de desarrollar mucho la historia concebida por Accardi y Recchioni, sino más bien la de hablar de los personajes y darles la oportunidad de desenvainar sus armas para impartir un poco de justicia. Contu y Venturi conocen cuáles son los límites entre los que pueden desenvolverse y le sacan todo el jugo posible a los mismos. Así, aunque el carácter de este tercer tomo sea episódico (y está por ver si cuando los creadores de la serie vuelvan a la misma tienen en consideración o no los hechos aquí narrados), reviste mucho interés en cuanto al trabajo con sus protagonistas, especialmente respecto a Daisuke e Ichi. Sobre el primero, los autores nos permiten ver otra faceta de él, alejada de la salvaje tez que mostraba en los libros anteriores; sobre el segundo, se adentran en su pasado y esclarecen puntos ciegos sobre su persona que aportan contexto a la mítica figura que todos conocen en el tiempo presente.

 

Akemi

 

El tono es bastante coherente con lo visto hasta ahora en los volúmenes anteriores (guion muy dinámico, pensado para lucir principalmente en los momentos de acción), si bien a nivel gráfico Walter Venturi se muestra más violento que Accardi. Y aunque se nota el cambio de dibujante, su trabajo no desmerece en absoluto; es un gran sustituto que se hace valer en cada página imprimiendo una fuerte personalidad a los personajes.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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