Desde la vecina Italia nos llegan dos historias de samuráis escritas por Roberto Recchioni e ilustradas por Andrea Accardi. Panini Cómics nos trae esta obra publicada en el país transalpino por Sergio Bonelli en un cuidado tomo en cartoné que incluye las historias La redención del samurái y Las flores de la masacre, así como una selección de bocetos e ilustraciones con las que disfrutar del trabajo de Accardi.

La recopilación de las citadas historias en un único volumen no se debe solo a que compartan temática o que el equipo artístico (guion y dibujo) sea el mismo, sino también a la aparición de un mismo personaje en ambos relatos. Una figura no exenta de misterio que guía a los diferentes protagonistas en la consecución de sus objetivos.

Este personaje, que responde al nombre de Ichi, tiene reminiscencias de Zatoichi, el samurai ciego creado por el novelista Kan Shimozawa y que encarnara, por ejemplo, Takeshi Kitano en un film de 2003 (que también dirigió y con el que ganó el León de Plata en el festival de Venecia). Si este Ichi es un trasunto de aquel o simplemente lo toma como base de inspiración es algo que slo saben los autores, pero su presencia da cuenta del respeto y el conocimiento con el que Roberto Recchioni se ha acercado a la escritura de Chanbara (término que precisamente hace referencia al subgénero del cine de samuráis).

Ya solo con los títulos de ambas historias podemos hacernos una idea de por dónde van los tiros en cada una. Así, en La redención del samurái nos ponemos en la piel de un joven samurái que ha de ir en busca de su maestro huído para no perder su honor ante el daimio de la región. El joven se debate entre sus dos lealtades y lo que sus decisiones pueden conllevar en la significación del honor de un samurái para él. En Las flores de la masacre, sin embargo, asistimos a un cuento de venganza. La hija del consejero de un daimio busca que los responsables de una afrenta personal paguen por ello, aunque para cumplir su objetivo tenga que recorrer «el camino del infierno».

Son historias de corte íntimo, centradas en sus personajes protagonistas y el conflicto inherente a sus motivaciones. Accardi se mueve muy bien en estos terrenos, pero salta con mucha facilidad al ritmo más frenético de las secuencias de acción, consiguiendo una narración muy dinámica y fluida que potencia el guion de su compañero. Chanbara: El camino del samurái es una opción estupenda si queréis salir del cómic de pijameo o fantástico y abordar otras temáticas y tonos.