Panini Manga presenta el tercer y penúltimo volumen de la obra de A-10 protagonizada por la aspirante a hechicera del libro, Wakaba, y su temible monstruo, Caperucita Roja. El peculiar dúo debe dar un paso al frente una vez más para salvar una situación que parece imposible. El mangaka sigue dando vueltas sobre la cuestión del potencial de sus protagonistas, pero estando ya a las puertas del desenlace de la historia, esta parece abocada a dejar escapar muchas de sus buenas ideas.

«Ese juguetito es muy práctico«

Quizás fruto de la emoción, el autor dedica la práctica totalidad del volumen al enfrentamiento entre nuestras protagonistas y Semba, líder de la Fraternidad, con quien tienen asuntos pendientes. De esta forma, el tomo se lee con una velocidad pasmosa. Las escenas de acción se suceden unas a otras en una pelea llena de tensión y que no hace ascos a ser explícita en el uso de la violencia cuando la ocasión lo requiere.

Pero claro, tantas páginas y páginas dedicadas a este duelo hacen que apenas quede espacio para seguir desarrollando la historia. Del carácter especial de Wakaba que la convierte en objeto de deseo para la Fraternidad poco más se sabe, así como de los planes de la malvada organización. Se subrayan notas aquí y allá sobre cuestiones ya aparecidas en el tomo anterior, pero apenas hay avances importantes. Solo una revelación (importante, eso sí) que lejos de acrecentar el interés de cara al final de la aventura, supone una cierta decepción, pues parece reducir el conflicto a banales disputas familiares.

A falta de conocer el desenlace (al que llegaremos en el cuarto volumen), Crimson Grimoire quedará como un estimable y olvidable entretenimiento. A-10 presenta una historia de bella factura, pero con ciertas inconsistencias narrativas (ya señalamos en las reseñas de los dos primeros tomos el caos de algunas secuencias) y que no ha querido (o sabido) explotar el interesantísimo universo que ha creado, dejándolo en un cada vez más pequeño segundo plano.

Crimson Grimoire aporta ideas al subgénero de las magical girls, pero se queda lejos de ser una obra redonda que satisfaga más allá de los fans acérrimos del género.