La Patrulla-X | Nación X: Espíritu político

La Patrulla-X: Nación X
Tras los acontecimientos de Utopía, los mutantes liderados por Scott Summers se enfrentan a nuevos y apasionantes desafios.

La Patrulla-X: Nación XPermitid que me apropie de la comparación que hace Julián M. Clemente en su artículo introductorio (ya lanzada en el crossover Utopía) entre los mutantes liderados por Cíclope y el pueblo de Israel. El paralelismo es innegable. Acosados y perseguidos, al filo del exterminio, los mutantes se han visto huyendo hasta llegar al borde del precipicio y ante la disyuntiva de luchar o rendirse han optado por una tercera vía: Utopía. Emergido de las profundidades el Asteroide-M que sirviera antaño como base de operaciones de Magneto, ahora es la nueva tierra prometida mutante. «Expulsados» de un mundo que les detesta, Scott Summers y los suyos han levantado un hogar de la nada que sirva tanto como refugio como para reivindicar sus derechos. La lectura pro-diversidad tan presente en la colección toma aquí un cariz más político que social (mientras la situación en la Franja de Gaza estaba candente tras el enésimo conflicto entre palestino e israelíes, Obama se comprometía con el colectivo homosexual, «estoy con vosotros en esta lucha»).

La Patrulla-X está construyendo un lugar en el que intentar vivir libres y en paz, donde todos los homo superior son bienvenidos. Lo primero queda claro desde el principio, lo segundo es algo que en el Universo Marvel sí es una Utopía. Como siempre, los problemas no dan un respiro a nuestros héroes y no tardan en hacer acto de aparición. Con Norman Osborn pegando voces ya desde la segunda página, no es difícil aventurar que el conflicto está cerca.

Entramos en el volumen con el one-shot La lista, que sirve para unir los caminos de Namor y Atlantis a la nación mutante. Aliados a la fuerza pero con buena disposición a serlo. Comparten enemigos y objetivos. La historia tiene en el soberano atlante a su principal actor y foco de la misma, ya que tanto el conflicto como las consecuencias de este se anclan en su presente y pasado. Matt Fraction usa muy bien sus cartas para integrar de lleno al personaje en la familia mutante, limando los intereses estratégicos por unas motivaciones más emocionales. De esta forma logra que Namor se sienta menos incómodo interactuando con La Patrulla-X, aunque sin perder ni un ápice de la arrogancia que le caracteriza.

La historia que da título al volumen, compuesta por ocho capítulos, sigue con el tono intimista de libros anteriores como La Hermandad. Sin olvidar las batallas de rigor con grupos que quieren servirse de los mutantes (el villano en la sombra tiene unas motivaciones similares a las de John Sublime en aquellos primeros números de los New X-Men de Morrison) y que nos da las dosis de acción que requiere toda aventura de superhéroes, la atención se centra más en los gestos de sus personajes protagonistas. Especialmente en los de Magneto y Cíclope. Ambos personajes muestran su faceta política con el ánimo de unir a la especie en los tiempos oscuros en los que viven y de plantarse ante los enemigos con un «aquí estamos». El no tan lejano Cisma que dividirá a La Patrulla-X en dos facciones lideradas por Cíclope y Lobezno empieza a construirse en esta época. La supervivencia es lo primero y Scott Summers está dispuesto a hacer lo necesario para ello, aunque sea a costa de tomar medidas controvertidas y polémicas entre sus aliados más cercanos. La hoja de ruta de Summers encuentra fieles defensores como Emma Frost y voces cada vez más discordantes como Xavier o Bestia. El poder tiene un coste y el líder mutante empieza a pagarlo poco a poco.

La Patrulla-X: Nación X

Este tipo de lecturas que ofrecen líneas como Marvel Deluxe son muy muy interesantes cuando se tiene la perspectiva del tiempo. Leer y redescubrir estas historias sabiendo como se han desarrollado los acontecimientos futuros da la oportunidad de encontrar «pistas» que justifican y adelantan dichos acontecimientos, al tiempo que permite establecer diferentes interpretaciones de las historias y enmarcarlas en sus respectivos contextos históricos. Y cuando se trata de una franquicia tan alegórica como esta, mucho más.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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