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Moby Dick: Una ballena inmortal

Moby DickPanini Cómics, a través del sello Evolution nos trae una obra muy especial. Se trata de Moby Dick, ópera prima de todo un Premio Nacional de Ilustración (en 2014). José Ramón Sanchéz, a sus 80 años, se embarca en la difícil empresa de adaptar al cómic la inmortal obra de Herman Melville. Bien es cierto que el autor ya llegaba con parte de los deberes hechos, conoce muy bien el material puesto que en 2001 ya realizó las ilustraciones para una nueva edición de la novela. Sin embargo, para este nuevo acercamiento a Moby Dick olvida los pinceles y las pinturas y se queda con la esencia: lápiz y papel.

 

José Ramón Sánchez lleva a cabo un trabajo muy visual, donde el texto de Jesús Herrán Ceballos está para complementar las imágenes. Pero en muchas ocasiones no son necesarias las palabras y Sánchez prescinde ellas, imprimiendo a sus dibujos una potente carga narrativa. Abundan las escenas de carácter simbólico, aquellas en las que atrapa los conceptos más importantes de Melville y su propia interpretación de los mismos. El artista insufla a sus páginas el alma del libro del que se nutre y le da una nueva vida. A esto ayuda por ejemplo el toque de humor que le da a alguna de las viñetas, haciendo más accesible así la obra a un espectro de público mayor.

 

Este es un trabajo muy especial, atípico para lo que podemos estar acostumbrados en el medio. El artista diseña todas sus páginas sin otro apoyo que el lápiz, potenciando el carácter primario del dibujo. Y selecciona muy bien el encuadre de las viñetas, como sie estuviera realizando el storyboard de una película. Las expresiones de los personajes son muy importantes para transmitir todo lo que necesita el dibujante, con lo que volvemos al hecho de que los textos aparecen solo y cuando son necesarios. Herrán Ceballos ha sabido adaptar el texto a las condiciones de la obra dando un resultado sobresaliente.

 

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Además de la colaboración de Herrán Ceballos, Sánchez ha contado con su propio hijo, el cineasta Daniel Sánchez Arévalo, que firma un texto a modo de epílogo. Como extras también podemos disfrutar de las anteriores aventuras del veterano ilustrador con la obra de Melville.

 

Abordar un clásico ede la literatura y adaptarlo a otro medio siempre es complicado y no son raras las veces en que esto acaba en desastre. Pero cuando el valiente adaptador consigue sacar la esencia de la obra y hacerla suya, creando un producto derivado respetuoso y con autonomía propia solo tenemos que disfrutar de cómo dichos clásicos cobran una nueva y apasionante vida. Este es uno de esos casos.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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