El mes de agosto, es decir, el octavo número de Ultimate Spider-Man, tiene como gran reclamo narrar el cara a cara entre Iron Lad y Spiderman o, lo que es lo mismo, Tony Stark y Peter Parker. Pero ya sabemos que con Jonathan Hickman las cosas nunca son tan claras. Y antes de abordar esa escena que reponder al cliffhanger del número anterior, el guionista da un rodeo para visitar a la familia Parker y plantar la semilla de nuevos argumentos.

«¿De verdad me vas a decir que no?«

Con este esquema según el cual una grapa equivale a un mes en la vida de Peter, el tiempo no se detiene en la colección. Por una parte esto supone que la vida sigue, no hay margen para que tal o cual personaje se tome un descanso. Por otra parte, cuando vienen mal dadas se amontonan los problemas. Y en esas, aunque nuestro protagonista aún no lo sepa, estamos.

El guionista, junto a su compañero arácnido Marco Checchetto, está preparando el terreno para el que suponemos gran clímax del primer año de colección, con Wilson Fisk como principal amenaza. El mafioso viene a representar el papel de Doctor Octopus en la continuidad tradicional al ser no solo una de sus principales némesis, sino por ser el líder e instigador de un grupo que tiene todas las papeletas de ser los Seis Siniestros de este universo. Se trata de un variopinto grupo de personajes en los que además del propio Fisk encontramos a dos integrantes de la formación clásica, otros dos personajes adscritos a la historia arácnida y un último personaje tan sorprendente como enigmático por la transformación sufrida respecto a su referente tradicional.

A Fisk ya hemos tenido oportunidad de conocerle y no difiere mucho de la imagen canónica que tenemos de él. De los cinco villanos restantes, dos tan visos de seguir también un rumbo similar al conocido por todos y los otros tres parecen más receptivos a mostrar cartas nunca antes vistas en ellos. Hickman está manejando muy bien el equilibrio entre la novedad y la familiaridad en personajes y conceptos del extenso imaginario arácnido.

Aquí se puede adscribir también el mismo traje de Spiderman, que resulta ser un elemento más perturbador del que podíamos imaginar. La representación que hace Checcetto de él en la tercera página dispara muchas alarmas. Más aún cuando en la escena siguiente Tony y Peter hablan del mismo planteando más interrogantes y ninguna respuesta.

Entre medias, las reacciones de Harry acrecientan nuestras expectativas a verlo caer en el lado oscuro, y tenemos tiempo para disfrutar de la familiar Parker en un día sin actividades heroicas o similares. Es interesante no solo porque sin tener apenas presencia se subraya la ascendencia de Mary Jane en la dinámica familiar, sino porque sirve para exponer la dinámica entre Parker y «sus tíos», es decir, Ben Parker y J.J. Jameson, quien en este universo, aún siendo un cascarrabias, tiene más corazón y buenas intenciones que otra cosa.