Dead Body Road

Dead Body Road: Imposible redención

Dead Body Road«Lamento que esto sea lo único que pueda hacer por ella«

 

Cuando Justin Jordan presentó El Extraño Talento de Luther Strode (una versión sangrienta y macabra de Kick-Ass y/o Superior) no podía imaginarse la extraordinaria recepción que tendría esa historia de un flacucho que se entrenaba para convertirse en una auténtica máquina de matar. El éxito de ese primer cómic le ha permitido aterrizar en series de Valiant como Shadowman o de DC como Team 7 o Green Lantern: New Guardians (que actualmente guioniza), pero estos trabajos no le han apartado de su gusto por escribir historias de pocos números en las que la violencia y la venganza permanecen como firma de un autor con un cierto gusto por los tipos duros.

 

Dead Body Road relata la obsesión de un hombre por vengar la muerte de su mujer a manos de una banda de criminales. Por el camino iremos conociendo a otras almas torturadas, como la de la chica del criminal demasiado valiosa como para ser asesinada, pero también demasiado prescindible una vez revele lo que sabe, o la del poli corrupto que sólo busca acabar sus días en una orgía de sangre y violencia que de sentido a su existencia. Pero será el alma de Orson Gage la que monopolice nuestra atención de la primera a la última página de este cómic que nos trae Planeta DeAgostini.

 

«Voy a asegurarme de dejarte medio muerto«

 

Y es que Gage comienza el relato muy motivado en esto de la venganza, pero el ajuste de cuentas va perdiendo su aquel conforme se comienzan a amontonar los cuerpos de los villanos abatidos. A partir de cierto punto la historia básica de ley del Talion muta para convertirse en algo más, un relato sobre la redención imposible de un hombre cuyos pecados aún le atormentan, pero que no quiere dejar este mundo sin al menos impartir un poco de la justicia que él mismo negó en algún momento y que ahora comprende que es muy tarde para invocar.

 

Dead Body Road

Dead Body Road

 

Este es, a grandes rasgos, el centro del discurso de Jordan en su nueva obra autoconclusiva (de nuevo en seis números). El autor siempre ronda en torno a la idea de justicia kármica, siempre hay en su discurso algo de venganza y algo acerca de equilibrar la balanza entre el que propina y el que sufre la afrenta. Pero mientras que en Luther Strode la historia quedaba un tanto vacía de mensaje y se limitaba a plasmar una secuencia espectacular de miembros partidos y heridas abiertas, ahora, sin embargo y aún teniendo en cuenta la rápida sucesión de tiroteos y persecuciones en coche, el autor trata de buscar algo más de profundidad en su personaje principal, cuya dureza externa esconde a un hombre afligido y desconsolado que ha perdido la única posibilidad de salvación en este mundo.

 

«No hay una época mejor que el presente«

 

Jordan huye del estilo simplista que Tradd Moore (al que también hemos podido ver en la última encarnación de los Vengadores Secretos) imprimió en Luther Strode y decide confiar en el talento del italiano Matteo Scalera para el dibujo y en el color de Moreno DiNisio. Estos dos artistas logran, por una parte, dotar al conjunto de una estética que recuerda vagamente a la de los western que Jordan usa como material de referencia y, por otra, plasmar una serie de persecuciones a gran velocidad que el lector puede percibir como reales pese a llegarnos desde el restrictivo formato de las viñetas de un cómic. Los coches en Dead Body Road tan pronto son tanques incapaces de trazar otra cosa que no sea una línea recta sin importar lo que pillen por su camino, como son trampas sobre ruedas para quienes viajan en su interior. Y también son el escenario perfecto para las conversaciones que nadie puede mantener bajo una constante lluvia de balas y puñetazos.

 

Dead Body Road

Dead Body Road

 

Planeta toma el relevo de Panini a la hora de editar las siempre interesantes obras de Justin Jordan (la editorial de origen italiano aún nos tiene a la espera de La Leyenda de Luther Strode) y nos la trae con su habitual buen hacer a la hora de encuadernar el libro y presentárnoslo con una calidad mucho más que digna.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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