El verano ya está aquí. Al menos en la edición que está publicado Planeta Cómic de la obra de Rumiko Takahashi, Lamu – Urusei Yatsura, que en su tercer volumen se mete de lleno en las vacaciones veraniegas de Lamu, Ataru y compañía. Unas vacaciones que, como podéis imaginar, son tan moviditas y extravagantes como las dinámicas escolares de los protagonistas.
«¡Soy el monstruo sentimental!«
Y es que ni siquiera en verano el «pobre» Ataru se libra de meterse en multitud de problemas. Entrecomillamos el «pobre» porque a estas alturas ya nos conocemos todos y muchas de las situaciones se tuercen y van a mayores por su culpa. Aunque hay que reconocerle que, al menos en lo que respecta a este volumen, no son pocas las ocasiones en las que es víctima de su sentido de la oportunidad -más bien la falta de dicho sentido.
Parte de la culpa, como ya expuso la autora en el segundo tomo, responde a la aparición de Mendô, una suerte de antítesis de Ataru que poco a poco, a base del roce (ya se sabe… hace el cariño) parece encontrar su acomodo en la locura diaria de la colección. Y lo hace hasta el punto de presentarnos a su propio rival, que lo que le falta en luces lo tiene en entusiasmo y en necesidad de atención. A este respecto, aventuras como la de la caza del bikini resultan especialmente divertidas y dan cuenta de la riqueza que va adquiriendo Lamu (la serie), en cuanto a que esta puede prescindir tanto de Ataru y de Lamu como protagonistas y que la comedia y los enredos sigan funcionando.
Entre medias algunos rostros conocidos se hacen a un lado, como Shinobu, que apenas tiene relevancia en todo el tomo; mientras que otros, como Cherry y Sakura, toman un inusitado protagonismo, sobre todo la médium y doctora, que se convierte en el centro de muchas de las aventuras durante el primer tercio del volumen.
Y, cómo no, tampoco faltan las nuevas adiciones al reparto. Ya que sean temporales o vengan para quedarse es otra cuestión, pero Takahashi es consciente de que debe ir proponiendo cosas nuevas y moviendo el plantel del personajes; máxime cuando buena parte de su propuesta se basa precisamente en el caos de situaciones y personajes alrededor de la pareja protagonista. En este sentido, la ninja Kaede se descubre como un personaje con mucho potencial. No solo por el contexto que la acompaña, sino por las propias circunstancias que la mueven, dando lugar a enredos muy divertidos.
Después de tres volúmenes, Lamu – Urusei Yatsura tiene perfilada su fórmula y conoce muy bien sus puntos fuertes como comedia de enredos. Ahora el reto es no ya mantener el nivel de humor y sorpresas, sino conseguir que sus personajes crezcan y evolucionen para que la obra gane en profundidad e interés a largo plazo.
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