Los 4 Fantásticos

Los Cuatro Fantásticos. La guerra de cuentas: Cerrando un círculo

Había ganas de disfrutar de La guerra de cuentas en tomo, para disfrutarla como el evento que es. Porque por más que Dan Slott condensara toda la acción en las páginas de Los 4 Fantásticos y dos one-shots también adscritos a la cabecera, tanto el origen de la guerra como su desenlace competen a todo el cosmos marvelita. Y es que los antecedentes (de los de sacar nota) del libro publicado por Panini Cómics hay que buscarlos en la trilogía de Galactus (obra del dúo Jack KirbyStan Lee) y en las aventuras de Hulka escritas por el propio Dan Slott.

 

«Y, con esto, mi trabajo concluye«

 

Obviamente no es necesario conocer dichos antecedentes, pero hacerlo aporta una capa más a la lectura al reforzar esa idea del universo compartido de que todo está conectado. Ese siempre ha sido uno de los valores de Slott como guionista en Marvel y en estas páginas lo exprime cuanto puede. Porque aunque este tomo pueda disfrutarse a modo evento, la aventura crece muchísimo dentro del contexto de la serie a la que pertenece. La guerra de cuentas es la conclusión de la etapa de Slott como arquitecto de Los 4 Fantásticos. Aquel primer arco que trajo de vuelta a la primera familia tras su descanso forzoso derivado de las Secret Wars hickmanianas y que les llevó a conocer y combatir a la Doliente tiene su eco en estas páginas. Así como el descubrimiento de Chapytel y su imaginativa civilización vuelve a cobrar relevancia aquí. El guionista ha ido recorriendo un largo camino (cuatro años) que ha conducido hasta el punto presente. Por ello, más que en otras aventuras que marcan hitos en el estado natural del Universo Marvel, La guerra de cuentas pide no tomar atajos y disfrutar del viaje.

 

Los 4 Fantásticos

 

Esta es una historia sobre Los 4 Fantásticos, pero también (en gran medida) sobre los Vigilantes, con el entrometido Uatu a la cabeza. Su incidencia en el argumento y las ramificaciones pasadas y futuras de su participación, suponen el elemento que hace de este tomo una lectura tan atractiva para cualquiera, siga o no a los 4F. Slott explora y expande el imaginario en torno a los vigilantes, les dota de una mayor historia pasada, explicando facetas de su sociedad hasta ahora desconocidas y propone una modificación de las reglas igual de estimulante para los lectores como para los guionistas que deban coger el testigo y narrar futuras aventuras en la Marvel cósmica… si quieren. Porque ahí, hábilmente, Slott crea historia y rellena huecos, pero de cara al porvenir lo que hace es expandir las posibilidades. No condiciona el futuro, sino que ofrece más alternativas en el horizonte.

 

Hay una interesante creación de mundo y una trama que por momentos se convierte en una carrera contrarreloj con el destino del multiverso en juego. La guerra de cuentas es una historia ambiciosa, pero con el importante asterisco de formar parte de una serie regular, lo que implica que sus consecuencias en el corto plazo no pueden sacudir más de lo imprescindible; más cuando, además, se trata de un final de etapa. En el fondo sabemos que se trata de un juego, que cuando acabe nada se romperá de forma permanente o prolongada. Esto quizás le resta algo de gravedad al conjunto, pero no así de epicidad. Los personajes sufren, se ven en problemas y corren peligro de muerte. Lo sentimos así durante todo el viaje. Solo, en última instancia, la «magia» impide la fatalidad.

 

Para el aficionado español, además, esta guerra de cuentas tiene un carácter especial, pues recoge las últimas páginas dibujadas por el siempre añorado Carlos Pacheco, quien se nos fue demasiado pronto.

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