Hubo un tiempo en que Ben Grimm no era el adorable sobrino de Petunia, sino su deprimido sobrino; y un tiempo en el que Johnny estaba felizmente casado… con Alicia. Estamos en 1987 y este es el escenario al que se enfrenta Steve Englehart en las aventuras recogidas en Los 4 Fantásticos: Todo queda en familia, primer tomo (presumiblemente de dos) que Panini Cómics dedica -dentro de su línea Marvel Héroes- a una de las etapas más originales de la primera familia.

 

«¡Acepta los saludos del Doctor Muerte!«

 

Tras una breve etapa de transición, Englehart llegaba con la difícil (por no decir imposible) misión de tomar el relevo de John Byrne. Cualquier cosa que propusiera sería mirada con lupa y sufriría el escarnio de las comparaciones. Así, el guionista decidió hacer saltar por los aires cualquier tipo de expectativa reconfigurando el grupo: Reed y Susan fuera y Crystal (de los Inhumanos) y Ms. Marvel (pero no la que pensáis) dentro.

 

El primer arco narra precisamente el cambio de cromos en la formación ahora liderada por Ben Grimm, que sufre mal de amores al ver a su eterna novia (en la actualidad ya deslumbrante esposa) emparejada con su mejor amigo (con permiso de Reed Richards). Hay, durante buena parte de esta etapa un ambiente como de terapia. El nuevo cuarteto tiene muchas heridas que sanar y aunque hay no pocas fricciones entre ellos, Los 4 Fantásticos son una familia y al final del día siempre ofrecen un hombro en el que apoyarse. El liderazgo de Grimm trabaja en este aspecto, en consonancia al rol aglutinador que muchas veces ha realizado Susan y que también casa con la forma de ser del rocoso personaje, muy diferente de la a veces excesiva frialdad analítica de Mr. Fantástico.

 

 

Esta diferente perspectiva cambia inevitablemente el tono de la colección, que no abandona la aventura y la fantasía, pero al perder a su puntal científico debe rebajar el espíritu explorador y mirar un poco más en casa… que no es moco de pavo. Para buena parte de la audiencia que se acerque a Todo queda en familia Sharon Ventura supone todo un descubrimiento. Personaje que tuvo en esta época su cénit y que el tiempo ha condenado al olvido. Con una historia trágica donde las haya (casi podríamos pensar en que había cierta inquina hacia ella debido a todas las calamidades que sufrió), es un personaje que arropa la evolución de Ben, sobre todo gracias a las interesantes sinergias que surgen entre ellos y que Englehart utiliza para darle al miembro fundador de los 4F una nueva mirada a su propia historia.

 

Para restarle algo de gravedad a los personajes y sus contextos, el guionista se apoya en tramas y villanos de lo más variopintos. Desde un Doctor Muerte expulsado de sus dominios por su desmedida arrogancia, a otros siempre extravagantes como el español Diablo o el Todopoderoso (el mismo que provocó las primeras guerras secretas). Detonantes de argumentos que sin caer en la comedia, sí que aportan cierta ligereza que compensa la carga dramática que aportan las dinámicas de los protagonistas.