Los 4 Fantásticos están metidos de lleno en Un mundo bajo Muerte. Ya lo advertimos en el último post y lo confirmamos en este. Ryan North, como autor tanto del evento como de la principal serie afectada por el mismo, teje un argumento que establece vasos comunicantes desde el principio. Por suerte las consecuencias más dramáticas o evidentes solo se hacen notar en una dirección. Es decir, los acontecimientos de Un mundo bajo Muerte impactan en lo que se narra en Los 4 Fantásticos, pero a la inversa las acciones de los imaginautas no condicionan el rumbo del evento.
«Debo ser fuerte por ella, Phil. Y ya no puedo«
Así, uno puede aventurarse a leer Un mundo bajo Muerte sin sentir la necesidad de adentrarse también en Los 4 Fantásticos. Por el contrario, aunque no es imprescindible, sí que es recomendable acompañar la lectura de esta serie con el evento. Y como sucediera en Los 4 Fantásticos #28, Panini Cómics especifica con una nota cuando conviene entrar en Los 4 Fantásticos #29, que es justo después de Un mundo bajo Muerte #2.
Y aquí con más motivo, pues Los 4 Fantásticos #29 empieza justo donde acaba el segundo capítulo de Un mundo bajo Muerte, en una escena especialmente impactante y que es recreada por Joshua Cassara y Dean White en la portada que acompaña este texto. Ben Grimm ya no es La Cosa. Por obra de Muerte, el que fuera mayor anhelo de Ben se ve cumplido. Lo que no pudo Reed lo ha conseguido Muerte.
Lo irónico -y lo verdaderamente relevante- es la postura de Ben ante el cambio. El personaje se pasó muchos -muchísimos- años lamentándose por su monstruoso aspecto, a pesar de que su familia y amigos no le dieran importancia y se empeñaran en recordarle que su físico no le definía. Siendo La Cosa encontró el amor y formó una familia y, finalmente, aprendió a aceptarse. Y he ahí la tragedia. ¿Qué pasa cuando reviertes la transformación a quien es feliz con su aspecto y con todo lo logrado? De repente una parte de ti ha desaparecido y provoca un shock tal que ni siquiera tus hijos te reconocen a primera vista.
La perdida de Ben puede asemejarse a la de los mutantes cuando han perdido sus poderes (la más trascendental fue la derivada del Día-M), pues la pérdida de estos significaba perder su propia identidad. Este es el conflicto que plantea North en esta aventura. Ben no solo pierde sus poderes, sino que pierde una parte de quién es. De ahí también el nada sutil juego de «Los 3 Fantásticos» de la portada.
En estas circunstancias Alicia cobra una especial importancia como sostén del rocoso personaje y, en una muestra de lo estudioso que es North respecto a la trayectoria de la colección, retrocede al feliz acontecimiento que supuso la boda entre ambos (al inicio de la etapa de Dan Slott) para enriquecer aún más las relaciones entre los miembros de esta perfectamente fantástica familia. Si no leéis Los 4 Fantásticos, pero estáis siguiendo Un mundo bajo Muerte no os perdáis este Los 4 Fantásticos #29. En cuanto lo hagáis, no tardaréis en empezar la serie de Ryan North desde su primer número.

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