Panini Cómics recopila dentro de su línea Marvel Deluxe el que quizás sea el evento más ambicioso de la Casa de las Ideas en los últimos años. No solo por implicar a sus dos “familias” más poderosas (mutantes y vengadores), sino por implicar a celestiales y eternos en un conflicto que implica a la misma existencia de la Tierra. Kieron Gillen, su guionista, es ambicioso en escala, pero también en mensaje, pues aborda temas como la fe o la propia existencia de un dios que nos juzgará a todos. Hay una inclinación por la reflexión de carácter teológico que no es nueva en el autor, pero que en esta ocasión viene motivada por el desarollo de su serie en torno a los Eternos.
“Lo mío es cometer nuevos y emocionantes errores”
Y es que como en otros tantos eventos Marvel, aunque su lectura puede acometerse sin grandes obstáculos (el prólogo de Pedro Monje es muy valioso en este sentido), también debe entenderse como un capítulo fundamental (y final) de su serie regular. Si La Guerra de los Reinos era el clímax del Thor de Jason Aaron o Secret Wars puso el cierre a Los Vengadores (y Los 4 Fantásticos) de Jonathan Hickman, El día del Juicio es el desenlace de Los Eternos de Gillen.
Ese es el camino básico para llegar al evento, pero la dinámica de Vengadores (estaban viviendo por aquel entonces en el cadáver de un celestial) y de los mutantes (el conflicto arranca cuando los eternos descubren que Krakoa puede resucitar a los suyos) son también puntos entrada válidos para tener un contexto válido.
Sea como fuere, Gillen muestra la capacidad de abordar el conflicto desde las tres perspectivas en juego (cinco si contamos con el Celestial que quiere juzgar a la Tierra, así como el propio planeta, al que el autor dota de consciencia), de forma que se nos ofrece una visión bastante completa del mismo. Y es un valor a tener en cuenta, pues aporta complejidad y profundidad al relato. Lo habitual es que veamos uno o dos puntos de vista (buenos y malos) y la pelea de turno con sus fuegos artificiales se lleve toda la atención.
Aquí, sin embargo, el autor intenta dar voz a cuantos más personajes y sociedades posibles, de forma que incluso personajes anónimos tienen algo que aportar. No en vano, lo que Gillen propone es un juicio y en este -como en todos- deben hablar acusados, testigos, acusaciones y jueces. Por esto mismo también hay que ser conscientes al entrar en la lectura. Tiene una naturaleza más densa de lo que suele ser habitual en este tipo de narraciones.
Algo que tampoco le es ajeno al autor (en Marvel, por ejemplo, tenemos su engolado Viaje a Misterio), pero que no es la norma en los blockbusters de la editorial. Esto implica un ritmo algo más pausado y, sobre todo en la primera parte del evento, con mucha información que procesar. Con todo, el autor condensa con solvencia el escenario que plantea y salvo en momentos puntuales sabremos siempre el qué y el quién.
La segunda parte del tomo (voluminoso, incluye: FCBD AXE. Judgment Day, AXE.: Eve of Judgment, AXE: Judgment Day #1-6, A.X.E.: Death to the Mutants 1-3, AXE: Avengers, X-Men y Eternals y AXE: Judgment Day Omega), también del evento, cambia un tanto el foco y se presenta como una disputa más convencional entre héroes y villanos con las alianzas de turno y el siempre solícito «unidos venceremos». Este cambio relaja las expectativas y evita que el autor caiga en un callejón sin salida ante algo que corría el riesgo de crecer en exceso y volverse extremadamente vago e interpretativo. Porque aunque hay una lectura más apegada a la realidad, social si se quiere, y ciertamente buenista, el autor trabaja con conceptos de máximos y de una esfera de intangibles y creencias que tienden a ser difíciles de manejar.
Y en lo que concierne al día después en el universo Marvel, El día del Juicio supone un importante cierre de etapa para los Eternos (con consecuencias que deberían marcar un cambio de paradigma en siguientes etapas… si las hay), la Patrulla-X manda nuevas señales de que se prepara el final todo lo construido en Krakoa y los Vengadores se quedan tal y como estaban.



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