«Cuando quieras pelear ven al dōjō de la comisaría«

 

Comentábamos ayer en casa que Dandadan ha intentado lo mismo que otros cientos de shonen y que no es otra cosa que meter referencias a la cultura popular a capón con el objetivo de sembrar un humor sencillo de seguir entre su audiencia que le ayude a desarrollar un carisma propio basado en los chistes comunes entre el autor y sus lectores.

 

La gran diferencia estriba en que Yukinobu Tatsu ha globalizado los chistes, haciendo que referencias como Jennifer Lopez o Ranma y su cabecera principal, conocidas por un amplio público internacional, lleguen a un gran número de lectores y espectadores (gracias a plataformas como Netflix o Crunchyroll). Pero no se queda la cosa ahí, sino que ha convertido esas mismas referencias en una parte indivisible del espíritu de algunos de sus personajes y de algunas tramas, retorciéndolas y haciéndolas tan suyas que ya no pueden considerarse como un simple homenaje a los originales, sino más bien como una evolución de los mismos para nuevos públicos y nuevos tiempos. Esta inversión en vanguardia, por cierto, se deja ver también en las coloridas y espectaculares portadas de este manga.

 

«Esto no es un diorama«

 

Un ejemplo claro de esto lo observamos con la nueva trama que comienza ahora y que nos recuerda sospechosamente a cierta película protagonizada por Robin Williams en 1995. La referencia a Jumanji es tan clara que nos provoca la risa inicial que con tantas ganas busca el autor, pero lo que nos encontramos dentro del tablero de juego es tan distinto, tan loco (tan parecido a veces a Humor Amarillo) que rápidamente a uno se le olvida la referencia, para poder centrar toda su atención en la nueva locura que nos está proponiendo el mangaka. Lo que se nos presenta es una sucesión de pruebas en las que Okarun y Momo quedan por primera vez completamente separados (de hecho ésta va a conocer a un nuevo chaval poseído por un espíritu), es decir, tenemos una nueva ocasión para verles progresar y madurar por separado al tiempo que su relación va tomando giros cada vez más serios y potentes.

 

 

Remato con otra cosa que diferencia a Dandadan de muchos de sus competidores y que no es otra que su cuidado por los detalles y las tramas de los personajes secundarios. Y es que llegamos al final de este volumen y contemplamos una preciosa escena que, cosas de la vida, viene a continuar con lo que acabamos de ver en el anime que le está ocurriendo a Aira tras todo su jueguecito con los rumores antes de descubrir a qué se dedicaban los buenos de nuestros protagonistas. Una magnífica forma de no dejar ninguna trama colgando y de dar sentido a casi cualquier escena que nos pudiera resultar innecesaria o gratuita en el manga.

 

Con Dandadan hay que estar atento a cada escena y cada viñeta, que todo cuenta.