Ryan North e Ivan Fiorelli se enfrentan a la caza sangrienta marvelita sin renunciar a los mecanismos con los que funcionan Los 4 Fantásticos en esta etapa de redescubrimiento y vuelta a los conceptos más clásicos de la cabecera.
«Ve a hacer magia, Mr. Fantástico«
La colección publicada por Panini Cómics se enfrentaba en este tie-in a un asunto peliagudo que, si habéis seguido el evento, sabemos que sí o sí tendrá importantes implicaciones para la primera familia y sus allegados. Pero como la pareja creativa se ha tomado la molestia en construir un relato que funciona a la perfección de manera independiente a dicho evento, tampoco vamos a destripar aquí cuál es el peliagudo asunto. Ya habrá tiempo de abordarlo más adelante.
Lo que nos encontramos, pues, es una aventura como las que viene ideando North hasta el momento: relatos contenidos en uno o dos capítulos (dos en este caso, pues la edición española ha juntado los dos números USA implicados en Caza Sangrienta) protagonizados por uno o dos de los miembros de Los 4 Fantásticos, de manera que se pueda profundizar de manera más óptima en los personajes implicados y las dinámicas entre ellos.
Y, corregidme si me equivoco, pero esta es una de las escasas ocasiones en las que vemos a Reed y Alicia intimar de esta manera. Cuando los vemos solemos pensar en esas parejas de cuñados que se aprecian y se llevan bien, pero desde cierta distancia. Se tienen estima, pero nunca serán los mejores amigos del mundo. Esto, en gran parte, debido a las diferentes maneras que tienen de ver el mundo: Alicia, como buena artista, pondera las emociones; mientras que Reed tiene una mirada intelectual y analítica de todo cuanto le rodea.
Es esa diferencia la que sirve de excusa a North y Fiorelli para vertebrar la vertiente humana del argumento. La heroica y aventurera viene dada por la invasión vampírica. Una invasión que, dado su carácter mágico o sobrenatural, también ayuda a construir la relación entre Alicia y Reed, pues aunque ambos están fuera de su elemento (¿quién no lo estaría siendo amenazado por vampiros?), la capacidad de la señora Masters-Grimm de ver y creer en aquello que no puede ser reducido a fórmulas matemáticas (el arte es pura intuición y emoción), es vital para que Richards no se obceque en su «limitada» visión científica y demuestre su creatividad.
Ryan North está poniendo en valor a los imaginautas como pocos autores han hecho en los últimos años. Para él lo importante son los personajes y los roces del día a día. La aventura viene dada por quiénes son y no necesitan regirse por la épica habitual del género para demostrar su valía. Ya hemos visto (y seguimos viendo) como un día en el súper o una visita a un museo pueden dar lugar a emocionantísimas tramas y obligar a nuestros personajes a redescubrirse e imaginar nuevos límites para sí mismos.
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