El Asombroso Spiderman

El Asombroso Spiderman #37 (#248): Spiderman y la magia

El Asombroso SpidermanTras un par de entregas dedicadas a narrar el cruce de Spiderman con Guerra de Veneno y a poner al día las andanzas de los clones Kaine y Ben, Araña Escarlata y Abismo, toca reencontrarnos con la actualidad… que no es otra que la de Doctor Muerte convertido en el hechicero supremo, consecuencia de Caza Sangrienta.

 

«Siempre forzando los límites, hermano«

 

En aquella Peter tuvo poco peso y el cruce con su colección pasaba a pies juntillas por el evento en sí, llamando a un viejo conocido como Morbius para contar una aventura muy apegada a las dinámicas arácnidas. Pero, como hemos dicho, Muerte es ahora el hechicero supremo y eso, de una u otra forma, tiene que afectar a la plana mayor de héroes marvelitas.

 

Así se inicia en este El Asombroso Spiderman #37 una saga que propone llevar a Parker al rincón mágico de la editorial. Si bien es cierto que no suele ser su campo de acción predilecto, no lo es menos que nuestro intrépido protagonista tiene alguna que otra experiencia al respecto, siendo Doctor Extraño una figura a la que recurre cada vez que surge la ocasión. Extraño es, como Reed Richards o, en tiempos pasados Iron Man, una figura a la que Peter no duda en pedir consejo o ayuda si la situación lo requiere. Y esta es una de esas ocasiones.

 

Por la voluntad de Muerte (ahora sí que tiene el poder para imponerla), Spiderman se ve convertido en una suerte de campeón de la Tierra y se ve obligado a luchar contra una serie de demonios por el futuro del mundo. Imaginad el argumento de Mortal Kombat pero con un solo defensor de nuestro mundo (el pobre Spidey) y la misma sed de sangre de sus enemigos. Más que menos, eso es lo que nos vamos a encontrar en estas páginas, a Spiderman luchando a muerte para evitar que nuestro mundo caiga en manos de unos temibles enemigos. La gracia del asunto está en que las peleas (que serán ocho, como bien indica el título de la saga: Las ocho muertes de Spiderman) no se resuelven a base de puñetazos. Al menos no todas.

 

El equipo encabezado por Joe Kelly plantea cada duelo (en este primer tomo tenemos tres) como un reto particular y a cada cual más original. En ellos no siempre vence la fuerza, sino también el ingenio o la inteligencia. Y es ahí, como bien le explica Muerte a nuestro protagonista, donde se justifica la elección de Spiderman frente a otro tipo de opciones más versadas en este tipo de envites con el destino del mundo en juego.

 

El Asombroso Spiderman

 

La saga tiene un arranque muy emocionante, que goza del valor de -al menos a priori- de disfrutarse con relativa independencia de la acuciante actualidad arácnida (importante de cara a una futura recopilación en un solo volumen) y que sabe cómo encajar el ambiente mágico en la cotidianidad del personaje, tomando a personajes como el citado Extraño como imprescindibles secundarios y que recupera también a una siempre certera Gata Negra que aporta también ese ancla a la realidad de la colección. En el debe (aquí habría sido de agradecer algo de contexto)… ¿qué hace Phil Coulson en ese nuevo e improbable papel? Si os quedáis igual de ojipláticos que nosotros al descubrir su función, nos alegra no ser los únicos. Hay cosas que solo se explican como respuesta a una apuesta perdida.

 

Quizás el traje diseñado por Ed McGuinness tampoco sea el más inspirado (también los hemos conocido peores), pero en general la aventura se muestra divertida, no falta humor, imágenes y escenas muy imaginativas y unos duelos, insistimos, ciertamente originales que buscan una máxima: sorprender y no repetirse.

 

Las ocho muertes de Spiderman se presenta como una saga «secundaria» y bien acotada que, además de hacer las veces de pseudo tie-in con el skyline de Muerte como hechicero supremo, servirá para dar relevo a la siguiente gran etapa del personaje (como Pepe Larraz como dibujante); pero ya con solo tres números nos ha resultado una lectura mucho más interesante que el grueso de la etapa precedente. Con estas sensaciones, ¡que vivan las sagas secundarias!

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