Gravity

Gravity: Majestuoso vacío

Si bien Alfonso Cuarón no ha dado a luz una obra maestra, si ha marcado un nuevo hito derribando las fuertes barreras tecnológicas que han retrasado la realización de este proyecto más de cuatro años. Gravity cuenta la experiencia de dos astronautas que, tras la desintegración de su transbordador a causa de un accidente en plena misión de rutina, deben luchar por la supervivencia en un entorno ya no hostil, sino en el que la vida es imposible. Con Gravity muchos cumplirán su sueño de viajar al espacio (la fotografía de Emmanuel Lubezki es espectacular), otros tantos no querrán pensar en ello nunca más. Una película de gran estudio que impresiona en su apartado estético, pero que puede ser algo decepcionante para quien vaya buscando algo más profundo.

 

Sandra Bullock es lo más

 

La actriz nos regala una actuación que demuestra que el Oscar obtenido en 2010 no fue por accidente y que cualquier duda respecto a su capacidad interpretativa es totalmente infundada. Alfonso Cuarón demuestra su buen hacer en la dirección de actores, esenciales en este título, pues se sustenta solo con Sandra Bullock y George Clooney (y la voz de Ed Harris). Los intérpretes –en especial Bullock– tienen ante sí un reto enorme, ya que además de afrontar sus roles sin el apoyo de compañeros que les den la réplica, deben jugar con las limitaciones que les impone la técnica. Han de trabajar ataviados con sus enormes trajes espaciales y condicionados por la ingravidez. De esta manera, apenas pueden enfatizar su interpretación con gestos y el movimiento corporal. La fuerza radica en la voz.

 

Sandra Bullock en Gravity

 

En este aspecto, mientras que Bullock hace de una torturada y temerosa doctora que vive su primera misión, Clooney es un veterano astronauta que disfruta (y sufre) su último paseo espacial, construyendo a un tipo de aire despreocupado, ya de vuelta de todo. Modula y entona la voz de forma magnífica, recordando en muchos momentos al simpático y pícaro zorro al que encarnó en Fantástico Sr. Fox (Wes Anderson, 2009). Es una pena que el grueso de su trabajo radique en el habla (Bullock sí cuenta con algunas escenas a bordo de la Estación Espacial Internacional [ISS]), ya que esto reduce sus opciones de premio ante otros trabajos más «completos».

 

¿Falso 3D?

 

James Cameron, el mismo que revolucionó la industria iniciando el boom del 3D estereoscópico con Avatar y el mismo que no pierde la ocasión de criticar a quienes hacen una conversión a este sistema en postproducción, es el mismo que habla de Gravity como la «mejor película espacial que se ha hecho nunca«.

 

Si ya Titanic (del propio Cameron) y Jurassic Park han demostrado que lograr la sensación de tridimensionalidad es una cuestión de trabajo, Gravity pone en duda que haya alguna diferencia entre rodar en 3D y hacer una conversión posterior. Porque, aunque parezca mentira, esta película no está rodada en 3D; pero despliega tal potencial que es imposible no creérselo. Su visionado en pantalla grande es obligatorio, mucho mejor si puede ser en IMAX. La ingravidez permite jugar con elementos que salen y entran de pantalla sin que resulte forzado, y da una enorme libertad para probar diferentes tipos de cámara. Quizás se le va un poco la mano con esta realización pensada para su posterior conversión, porque abusa mucho de los planos subjetivos y por momentos parece que estamos en un videojuego (de última generación, eso sí).

 

Una coreografía de 90 minutos

 

El director mexicano maravillas a nivel formal. Y su carta de presentación, un plano secuencia de casi 20 minutos que nos cautiva y aterroriza a partes iguales, es puro arte. El triángulo que forman la ISS y los ficticios Explorer (el transbordador) y la estación espacial china hacen las veces de escenario para que Cuarón despliegue un perfecto ballet compuesto por los desdichados astronautas, la Soyuz TMA de la Estación Espacial y los peligrosos componentes a la deriva del destrozado transbordador, acompañado en todo momento por la portentosa banda sonora de Steven Price.

 

Ni sci-fi ni intelectual

 

¿Es Apolo 13 un título de ciencia ficción? ¿Y Space Cowboys? ¿O S.O.S Equipo Azul? Gravity tampoco. Sí, la acción transcurre más allá de nuestra atmósfera, pero de sci-fi tiene más bien poco. Los Cuarón (padre e hijo) han ideado una aventura, el relato de una lucha por la supervivencia que tiene más en común con films como Naufrago o 127 horas (explorando temas como la soledad o la preocupación porque todo está perdido) que con cualquier odisea espacial que pueda venirnos a la cabeza. Y es que viniendo del ideólogo de la imprescindible Hijos de los hombres (2006), lo primero que piensa uno es que Gravity ofrecerá una buena ración de reflexión, que propondrá algo con un poso filosófico o antropológico para poder así catalogarla dentro de esta corriente sci-fi deudora de las corrientes europeas setenteras liderada por títulos como District 9 o Moon; pero nada más lejos de la realidad.

 

Gravity

 

Gravity es una espeluznante y violenta historia de supervivencia en un lugar vetado para cualquier clase de vida. Más allá solo hay vacío. Positivo para quienes no deseen ninguna pretensión y negativo para quienes anhelen algo más. Su concepto no podría ser más sencillo. Esto no quita, sin embargo, que el cineasta mexicano no haya intentando introducir (de forma nada sutil) algunos planos alegóricos hacia la maternidad o que haya insuflado de sentimentalismo al personaje de Sandra Bullock y su vida en La Tierra. Un simbolismo hacia la maternidad y la vida llevado a cabo con cierta torpeza.

 

Experiencia Buried

 

La propuesta de Gravity es muy similar a la que nos ofreció Rodrigo Cortés en Enterrado (2010). Es una experiencia fascinante, capaz de mantenernos angustiados agarrotados a nuestros asientos durante sus 90 minutos. Forzando algunas situaciones consigue marcar la tensión en todo momento, dejando algunos –breves– interludios para que tomemos aire. Su objetivo final es hacernos experimentar las sensaciones de los protagonistas, que las vivamos como propias. Esa es su pretensión última.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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