Metaphor: ReFantazio

Metaphor. ReFantazio: Un (J)rpg de los de antes

Después de muchos meses (años) de espera, Metaphor: ReFantazio de Atlus y Sega por fin es una realidad. La apuesta del estudio nipón por un rpg de fantasía en detrimento del ambiente «realista» de las sagas Shin Megami Tensei y Persona se traduce en una emotiva y optimista aventura que a grandes rasgos combina los tropos del camino del héroe con la estructura habitual del Kishōtenketsu japonés (que suele abarcar cuatro actos en lugar de los tres occidentales). Había ganas porque ya han transcurrido ocho años desde que se anunció un proyecto que, además, contaba con algunos de los responsables de los Persona (3, 4 y 5) que revolucionaron Atlus. Y el resultado es una obra fiel a los postulados de Persona, pero lo suficientemente suavizados para atraer a un espectro de público algo más amplio.

 

Metaphor: ReFantazio

 

La herencia es innegable y, grosso modo, se puede interpretar Metaphor como un Persona ambientado en un mundo de fantasía. Dejamos las calles de Tokio para recorrer la fictica Eucronia, reino anclado en una edad moderna influenciada por la imagineraía steampunk. Así, tras el impacto visual inicial, enseguida todo empieza a resultar familiar. Desde la gestión del tiempo y el ojo puesto en el calendario para cumplir los diferentes encargos y actividades con tiempo límite o el fortalecimiento de los lazos con los vínculos sociales (aquí llamados seguidores) para desbloquear habilidades/ventajas y pequeñas subtramas argumentales, el esqueleto jugable os resultará de sobra conocido si venís de Persona. Por haber, hay hasta una suerte de habitación terciopelo.

 

Lejos de suponer un obstáculo, esto favorece una pronta inmersión para los veteranos en las propuestas del estudio. Así mismo, la simplificación de algunas mécanicas (aquí, por ejemplo, prescindimos de la recolección del bestiario) da a Metaphor la capacidad de convertirse en una buena puerta de entrada para nuevos jugadores a los modos de hacer de Atlus en el rol. Es en la mecánica de los arquetipos donde radica la principal novedad de Metaphor respecto a sus referentes. El sistema de Personas (invocaciones) da paso a un sistema de trabajos, como en los clásicos Final Fantasy (por citar un ejemplo reconocible por la mayoría), a partir del cual podemos especializar a los personajes en roles como ladrón, caballero, mago, pistolero… A través de unos denominados puntos de magia podemos adquirir nuevos trabajos (los cuales se desbloquean afianzando vínculos con los personajes o consiguiendo el nivel máximo en otros trabajos) e, incluso, heredar habilidades de otros trabajos. De esta forma, el juego no solo invita a probar diferentes roles, sino que posibilita una estimable personalización de los mismos para que cada jugador encuentre su combinación de roles y habilidades perfecta.

 

Las primeras horas de juego sirven, sobre todo, para conocer la historia (esta arranca con una cinemática antes incluso de que salte el menú de inicio) y para aprender el funcionamiento de todas sus mecánicas, aunque no es hasta pasada la décima hora de la aventura (completarla ronda el centenar), cuando realmente se abre y empieza a desplegar todas sus opciones. Puede parecer mucho tiempo, pero resulta importante no solo para interiorizar sus conceptos: ya sea el uso del comando síntesis (un tipo de ataque combinado con otro personaje), la dinámica de los turnos (podemos ganar turnos extras o perderlos dependiendo de si explotamos debilidades o fallamos un ataque) o la versatilidad que aporta el poder acabar con enemigos de bajo nivel en tiempo real sin tener que acudir al combate por turnos estándar; sino para tomar conciencia del reto y aprender a leer las pistas que nos dan.

 

Metaphor: ReFantazio

 

¿Por qué? En Persona podíamos cambiar la persona equipada en pleno combate. Así, si estábamos equipados con habilidades de viento, pero el enemigo era de hielo, podíamos rectificar cambiando a una persona de fuego. Con los arquetipos no sucede lo mismo. En la fase de exploración podemos cambiarlos a voluntad desde el menú. En cambio, entrados en combate existe la opción de huir o de rebobinarlo si se nos hace cuesta arriba; pero no de cambiar de arquetipo. Esto se traduce en que una mala combinación de arquetipo/habilidades puede condenarnos a la derrota o a sufrir más de lo necesario en las refriegas. Por ello, antes de adentrarnos en cualquier mazmorra conviene hablar con todo personaje que pueda darnos alguna pista (sobre todo con los llamados informantes) y revisar las descripciones de las misiones. Haciéndolo, siempre tendremos alguna anotación acerca de arquetipos o armas recomendables o cuáles debemos evitar usar.

 

Mientras, a nivel gráfico y artístico, el juego da una de cal y otra de arena. Lejos de los grandes referentes gráficos de la actual generación de consolas, su lugar está en la medianía de la pasada generación; es una propuesta que se siente anticuada. Persona 3 Reload (por quedarnos con un ejemplo de la misma compañía), sin ser tampoco un portento, muestra más músculo gráfico, aunque ambas propuestas siguen por detrás de Persona 5 (Royal) en la configuración de las mazmorras, aquí excesivamente básicas y parcas en detalles (aunque hay que señalar que no son procedurales, sino que están diseñadas a mano). Por suerte, su rico diseño artístico enmascara las limitaciones técnicas. Metaphor retrata un mundo muy bello que reclama ser explorado y que invita a la ensoñación propia de las fábulas y fantasías.

 

Un cuento sin sombras

Y si en el aspecto jugable, Metaphor: ReFantazio es una evolución y perfeccionamiento de la saga Persona, en el narrativo presenta una historia de nobles intenciones, pero lejos de revolucionar o generar conciencias. El juego coge por bandera la lucha por la libertad y la igualdad sin distinción de clases, razas o sexo, pero su discurso, lejos de representar la complejidad del tema que quiere abordar, lo reduce a un «buenos contra malos» en el que las cosas son blancas o negras y en el que se presenta nuestro mundo como una fantasía naif en la que no existe el odio ni la discriminación y todo se resuelve gracias a nuestra buena voluntad. Esta falta de grises y de perspectiva crítica, más propia de un cuento infantil, choca con la violencia de algunas de sus imágenes que han propiciado la calificación para más de 16 años de la propuesta. Habiendo precedentes tan cercanos en el tiempo como FFXVI que tocan los mismos temas, se trata de una cuestión a tener en cuenta.

 

Metaphor: ReFantazio

 

Tanto el fondo como la forma de la historia de Metaphor apelan al rol más clásico. Nuestro protagonista es un don nadie armado con un idealismo y un corazón inquebrantables que se embarca en la misión de derrotar al mal que asola su reino. Argumento sencillo, pero que funciona precisamente por eso. Trabaja con unos códigos que cualquier jugador conoce y disfruta porque invitan a la aventura continua. En ese sentido Metaphor va siempre de cara. También es cierto que juega con una importante ventaja: sus personajes. Desde el propio protagonista (a quien contar con voz -algo nada habitual en los juegos de rol de Atlus- le aporta un inusitado carisma) a aliados como Heismay o Hulkenberg, pasando por secundarios como Forden, raro es el personaje que no rebose personalidad y no tenga una interesante historia a sus espaldas.

 

Como aventura de fantasía Metaphor: ReFantazio ofrece todo lo que se le puede pedir al género.

 

Analizada la versión de PlayStation 5.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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