Final Fantasy XVI

Final Fantasy XVI en cinco claves

Ahora que han pasado algunas fechas desde su lanzamiento y hemos podido hincarle bien el diente y profundizar en todo lo que nos propone, os proponemos un repaso por los puntos más destacables de Final Fantasy XVI, el exitoso retorno -más de tres millones de copias vendidas en su primera semana- de una de las sagas más icónicas del mundo del videojuego y que se estaba haciendo rogar desde hacía demasiado tiempo (la última entrega original [esto es, al margen de remakes, spin-offs o juegos derivados] FFXV, data de 2016). Rompedora en muchos aspectos, pero fiel a la esencia de la franquicia, estos son los puntos a tener en cuenta de esta fantasía heroica que -de momento- es exclusivo de PS5.

 

Final Fantasy XVI

 

Historia de una vida

FFXVI nos pone en la piel de Clive Rosfield soldado y noble del ducado de Rosaria que tras ser víctima de una terrible traición (que descubrimos en el prólogo y la demo del juego) inicia un viaje vital marcado por la venganza y, posteriormente, por el deseo de forjar un mundo en el que imperen la libertad y la igualdad. Si bien la premisa no dista mucho de los tropos habituales de la fantasía heroica, son sus personajes y las diferentes capas que conforman el argumento quienes encumbran la obra producida por Naoki Yoshida y dirigida por Hiroshi Takai entre los títulos que a buen seguro marcarán la presente generación.

Esta suerte de John Nieve que es Clive (ambos asumen un rol similar en sus respectivas historias) no se aleja mucho de otros héroes de la saga. Es más, aunque la influencia de Juego de Tronos sea notoria (y reconocida por sus propios creadores), estamos ante un Final Fantasy con todas sus letras. La mitología en torno a los cristales, las fuerzas del bien y del mal luchando entre sí, las invocaciones (aquí llamadas eikons)… hasta el bestiario y animales recurrentes (chocobos y moguris) subrayan la identidad del título. A nivel narrativo, la gran diferencia entre esta entrega respecto a sus predecesoras radica simplemente en el tono elegido para mostrarla. Temas como la muerte, la esclavitud, la corrupción política, etc., siempre han estado ahí. FFXVI apostando por una estética que lo emparenta con la tradición fantástica occidental y por un lenguaje más tosco y malsonante, así como por no rehuir de cierta explicitud en sus imágenes, parece alejarse de la saga a la que pertenece. Pero ahí radica su encanto. Al final todas las historias ya se han contado, lo que las hace diferentes a unas de otras es su enfoque y punto de vista.

 

Final Fantasy XVI

 

Un gran relato contado pasito a pasito

Tramas y -sobre todo- misiones secundarias, hay muchas… pero no muy variadas. Vaya por delante mi recomendación: haced todas las que podáis. Si bien sus mecánicas son simples y poco inspiradas (se reducen a servir de recadero o luchar contra X monstruo en busca de tal material), están generalmente tan bien escritas que merecen mucho la pena. Aparte de que algunas de ellas nos proporcionan evidentes ventajas para avanzar en el juego; hasta la más nimia de ellas está cuidada para que aporte contexto acerca de Valisthea y sus gentes. El amplio marco temporal en el que se desarrolla la aventura (más de dos décadas) hace, además, que hasta las pequeñas historias de personajes recurrentes tengan una gran evolución. Hay misiones secundarias, ya cerca de la recta final del juego, que en cualquier otra propuesta podrían pasar por misiones principales. A nivel de personajes, pocos juegos vais a encontrar tan bien escritos. Y las misiones secundarias (por muy simples y tediosas que puedan ser sus mecánicas), dan buena muestra de ello.

Al tener una trama principal tan focalizada en un único protagonista, hay muchos aspectos que difícilmente tienen cabida en primer plano, de ahí la importancia de aceptar el encargo de ir a recoger unas semillas o el de buscar a aquel portador perdido en las marismas. Gracias a estos recados podemos profundizar en nuestro conocimiento en torno a las tierras estigias, la dureza de la vida de quienes tienen habilidades mágicas, las diferencias entre dominantes y portadores… Valisthea se presta a ser descubierta y conocer su rica -y trágica- historia.

 

Final Fantasy XVI

 

Acción frenética

Este puede que sea uno de los puntos más «conflictivos» para parte del fandom de Final Fantasy, pues si bien el sistema de combate ha ido variando con los años (lo queramos reconocer o no, FF lleva 20 años sin ofrecer un sistema de combate basado en los turnos) y cada entrega siempre ha intentado aportar o diferenciarse de alguna forma respecto a las anteriores, Final Fantasy XVI lleva ese ánimo de ofrecer una mirada novedosa respecto a sus predecesoras hasta las últimas consecuencias. ¿El resultado? Que estamos ante una propuesta jugable enfocada a la acción y la combinación de ataques y habilidades en busca de combos. Para buscar referentes cercanos tampoco hay que irse muy lejos. La propia saga, a través del spin-off Strangers of Paradise expone muy bien las cualidades e intenciones de FFXVI: un combate visualmente vistoso, ágil y muy dinámico. Apetece -y mucho- perderse por los escenarios en busca de enemigos a los que derrotar.

 

Eikons de cine

Y si los combates contra los enemigos rasos y los jefes -cuando somos Clive- están muy enfocados a la acción más trepidante y puede asemejarse bastante a propuestas de corte hack and slash (no en vano, el director de combates de FFXVI es Ryota Suzuki, quien viene de sagas como Devil May Cry o Monster Hunter en Capcom); las peleas entre los eikons son un tanto diferentes. Estas tienden a dividirse en dos fases: una primera limitada a cuatro comandos y la palanca de dirección, asemejándose a la dinámica de un fighting game; y una segunda eminentemente cinemática con sus QTE como principal herramienta. El objetivo es evidente: dar al jugador el caramelo de encarnar a un gran kaiju en peleas entre titanes y luego convertirle en testigo del épico choque entre las temibles criaturas. Y aquí, como todo, es cuestión de gustos. En lo personal, me habría gustado disfrutar mucho más de esa jugabilidad propia de los fighting, pues por muy espectacular que sean las cinemáticas de dos eikons despedazándose el uno al otro, no es divertido pasarse media pelea como mero espectador.

 

Final Fantasy XVI

 

Accesibilidad al poder

Vaya por delante que la saga Final Fantasy nunca ha sido especialmente tormentosa con el jugador. Una de las particularidades de FFXVI es que no tiene modos de dificultad per se más allá de poder elegir entre «Modo Historia» y «Modo Acción». La diferencia entre ambos radica en que en el primero empiezas la partida equipado con unos accesorios de apoyo que van desde simplificar los ataques a pulsar solo un botón, hasta activar la esquiva automática o ralentizar el tiempo antes de recibir un golpe lo justo para que puedas evitarlo. Unos accesorios que se pueden poner y quitar en cualquier momento y que se pueden combinar entre sí y con otros accesorios que encontremos durante la aventura (pudiendo, por ejemplo, usar el ataque simplificado, un potenciador de experiencia y la automatización del control sobre Torgal). Superada la partida, además, se desbloquea el «Modo Final Fantasy» que aumenta considerablemente el reto, pero al que accedemos con el nivel y habilidades con los que terminamos el juego por primera vez, equilibrando de nuevo las cosas.

A falta de un sistema de dificultad estándar (del tipo: fácil, normal y difícil), FFXVI lo que propone es un sistema de ayudas que se pueden poner y quitar en cualquier momento, así como adaptar a nuestras necesidades particulares. Con este sistema todo jugador es bienvenido, desde aquel que quiere disfrutar de la historia y se agobia cuando tiene que pulsar más de dos botones en un combate, hasta el aspirante a finalizar la aventura sin recibir un solo golpe. En apariencia menor, este es uno de los aspectos más destacados del juego de Square Enix.

 

Final Fantasy XVI

 

Desde sus primeros compases Final Fantasy XVI tiene muy claros cuáles son sus máximas: Construir una historia que esté a la altura del legado de la franquicia y sorprender con una propuesta jugable acorde al mercado actual, accesible y versátil. Aún con sus peros (como una excesiva automatización en los combates climáticos de la aventura, la redundancia de algunos encargos opciones o la excesiva simplicidad en las mecánicas de estos), Yoshida y Takai aprueban sobradamente en sus objetivos. Dan justo lo que prometen.

Acerca de Daniel Lobato

Avatar de Daniel Lobato

El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

Deja un comentario:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados