Ya hemos terminado Final Fantasy VII Remake, la aventura más recordada de Square-Enix, que ha llegado con un lavado de cara y cargado de novedades que harán las delicias de los nuevos y viejos jugadores.
Para un fan acérrimo de la séptima fantasía final de Square-Enix es difícil no emocionarse al escribir sobre Final Fantasy VII Remake, la puesta a punto del clásico de 1997. Han sido muchos años esperando que Square-Enix, primero anunciara y luego publicara, el lavado de cara al que tenía que someter al primer JRPG que cruzó las fronteras asiáticas y llegara a Europa para revolucionar todo. Final Fantasy VII no es un juego más. Para una generación como la mía hablar de la saga Final Fantasy es hablar del siete. Puede que luego llegarán otros mejores en todo, para mi el mejor siempre será Final Fantasy X, pero lo que supuso esta séptima entrega en un jugador de ocho años es algo que no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo. Por eso, cuando en 2015, Square-Enix sacó aquel misterioso tráiler que terminaba con “La promesa se ha hecho realidad”, el niño de ocho años que creció con Final Fantasy VII volvió a salir. No niego que tuviera miedo al ver lo que habían hecho, ya que el juego se va a dividir es varios juegos ocupando este primero únicamente Midgar, pero todos esos miedos se disipan cuando ves la introducción de aquel juego con un lavado de cara espectacular. Final Fantasy VII Remake es lo que siempre soñé que sería un puesta a punto el clásico. Un juego espectacular.
Creo que lo mejor que tiene Final Fantasy es que cualquier título de la saga es bueno para embarcarse en los mundos que ha imaginado Square-Enix, anteriormente Squaresoft, desde 1987. Pero quien tenga miedo a enfrentarse a las aventuras más antiguas del estudio, este Final Fantasy VII Remake es un punto de partida muy bueno. Aunque advierto, los cambios son completamente radicales a los que luego puedes encontrarte en títulos como Final Fantasy VIII, IX o incluso si quieres jugar al juego original. Y es que Square-Enix creo que es consciente que hacer actualmente un juego como fue aquella séptima entrega alejaría a nuevos jugadores de entrar en su juego. Los que ya somos veteranos hemos ido aprendiendo a lo largo de los años que las cosas cambian, que las mecánicas de los juegos evolucionan y que aquellos primeros JRPG siempre estarán en nuestra memoria. Y es por eso por lo que Final Fantasy VII Remake nos coge y nos dice, igual que hizo Rian Johnson con Los últimos Jedi, que dejemos el pasado atrás y miremos hacía el futuro. Y Final Fantasy VII Remake es un salto hacía el futuro, y más que un remake es una reinterpretación completa del mismo. Están los lugares comunes que todos conocemos de Midgar, pero han expandido todo su universo dando más vida a aquellos secundarios que apenas veíamos uno segundos que respira todo como nuevo. Eso sí, la banda sonora de Nobuo Uematsu sigue siendo una absoluta obra maestra.
Ya dejando de lado matices sobre el juego, es hora de entrar en materia (nunca mejor dicho) y analizar Final Fantasy VII Remake ¿Es el juego con el que hemos soñado los fans? Creo que es una respuesta que debería contestarla cada uno, pues puede que si sea el remake que soñaban o no. En mi caso, si, completamente es el remake que soñaba con ver cuando manejaba a Cloud Strife en modo polígono cuadrado en 1997. Creo que la idea de dividir el juego en diferentes partes no es mala, sino que ayuda mucho a los desarrolladores a indagar más en temas que el juego original no podía por la tecnología existente y porque la historia de Final Fantasy VII se contaba de aquella manera en la que hoy en día muchas cosas se siguen sin entender. Aquí, en la primera parte, tenemos Midgar, que en el juego original duraba como mucho cinco horas, ahora dura sus cuarenta y cinco si eres de los que buscan en cada rincón del juego cofres o los logros por desbloquear cosas. Midgar se ha expandido y la historia que antes podía tornarse confusa ahora cobra sentido en todo momento. Midgar está viva, llena de gente, de cosas por hacer y con unos suburbios que realmente han plasmado lo que todos nos imaginábamos cuando pasamos por sus calles. En sus calles hay personajes nuevos que cumplen su cometido al 100%. En ese sentido el juego es una obra maestra.
Al igual que cuando decide darles a los secundarios que ya conocemos el protagonismo que no tenían. Con esto me refiero a Jessie, Biggs y Wedge, que en el juego original se acompañaban en la primera misión y ya solo los veías cuando Shinra atacaba el sector 7. Aquí sientes miedo por ellos, les coges cariño e incluso te enamoras de la nueva Jessie. Marlene, la hija de Barret, te arranca el corazón en su primera intervención e incluso malvado Don Corneo tiene sus minutos de fama. Todo lo que se podía expandir se ha expandido para darle al jugador más cosas por las que luchar junto a Avalancha más allá de la causa de salvar el planeta de una corporación que se está cargando el planeta. Incluso Tifa o Barret tienen muchas más capas. Pero la que vuelve a llevarse el premio como mejor personaje es Aeris. Aeris es más adorable si cabe. El cariño que la tenías cuando jugaste con ella en 1997 aquí crece y realmente estás preocupado por ella en todo momento. Cloud también ha pegado una evolución enorme y se nota en cada nueva decisión o sentimiento que muestra. Si en algo no ha escatimado Square Enix es en hacer unos personajes humanos. Y en eso ayuda unos gráficos de escándalo. No es que solo sean casi foto realistas, es que hay momentos en los que dudas si de verdad no estás viendo una película. Pero aquí el primer pero, hay texturas que no están bien insertadas y los personajes que no son los principales están lejos de ser perfectos, pues han creado personajes generados de manera aleatoria y los han introducido. Pero es un fallo perdonable ante el espectáculo visual que supone.
Y ahora lo que de verdad importa: El sistema de combate. Como ya dije en el análisis de la demo del juego, el sistema de combates es perfecto para los tiempos que corren, donde los sistemas de combates por turnos ya se han visto desvirtualizados y apenas quedan retazos en alguno. Aquí la acción en tiempo real y el sistema de turnos se integran de una manera perfecta. El machacar cuadrado para golpear al enemigo sirve a su vez para aumentar la barra BTC (Batalla en Tiempo Continuo) lo que es el sistema por turnos. Aunque aquí recuerda más a lo visto en Final Fantasy X que era una batalla en tiempo pausado y hasta que tu no atacabas no pasaba nada. Aquí el tiempo pasa a cámara lenta para dejarte elegir que acción quieres hacer, aunque los personajes sigan moviéndose fuera. Te da bastante tiempo para poder lanzarlas. Y es que, además, si sabes manejar bien los tiempos puedes hacer unos combos realmente espectaculares y que conseguirán debilitar al enemigo muy rápido. También es de agradecer el sistema evolutivo de las armas de los personajes que será, junto al enganche de materias, la manera que tendrán el personaje de evolucionar (y con la subida de niveles) al igual que ocurriera en el original. Otra cosa importante de los combates son las invocaciones, pues en lugar de aparecer, lanzar su ataque e irse, aquí se quedan hasta que una barra de invocación termina, que es cuando lanzan su ataque final, mientras le tendremos luchando codo con codo con los miembros del grupo (al igual que ocurriese, o parecido, en Final Fantasy X, XII y XIII). Lo más roto en Final Fantasy VII Remake con los límites de los personajes, pues de un límite puedes reducir rápidamente la vida de un enemigo.
Y para cerrar, el final. No voy a decir nada sobre él para no estropearle el juego a nadie, pero yo soy de los que se posicionan a favor de este. Ha generado polémica y generará polémica a lo largo de los años, pues Square Enix ha conseguido que se vaya a hablar de su Final Fantasy VII Remake en muchos años. Si que tiene fallos, hay momentos en los que las mazmorras se vuelven monótonas o alargan demasiado una misión (en especial el capítulo 17), pero me gusta su linealidad y que después te deje libertad para explorar todas las zonas por las que has pasado. En definitiva, Final Fantasy VII Remake es una absoluta obra maestra y que para los fans del juego original será una delicia y para los nuevos también. Veremos como continúa todo esto en las siguientes partes del juego, pero lo que ha hecho Square Enix con el juego es una barbaridad. Gracias Square Enix por regalarnos esta experiencia.
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