Final Fantasy VII Rebirth

Final Fantasy VII Rebirth: Más grande y más ambicioso

A punto de cumplirse cuatro años del lanzamiento de Final Fantasy VII Remake, Square Enix presenta la segunda parte de la ambiciosa trilogía con la que reimagina el clásico rpg que salió originalmente en PlayStation ¡en 1997!

 

Las primeras impresiones al jugar a este Final Fantasy Rebirth por primera vez son inmejorables. La sensación de asombro es continua al comprobar como se agiganta el mundo una vez que salimos de Midgar y damos nuestros primeros pasos en busca de los chocobos para así abrir todas las opciones (misiones secundarias) que nos da un mundo abierto que nos ofrece decenas y decenas de horas (nos podemos ir fácilmente a las 80 horas sin haber hecho el 100%) de entretenimiento.

 

Final Fantasy VII Rebirth

 

Si no habéis jugado a Remake, el juego os hace un resumen para entrar en materia, ayudando a solventar el problema de falta de contexto. Porque aunque Rebirth sea secuela, desde Square quieren que sea accesible también para nuevos jugadores. Eso sí, si estáis ante el dilema de jugar a uno u otro, meditad bien vuestra decisión, porque abordar Rebirth antes del Remake puede «chafaros» la primera entrega. ¿Por qué? FFVII Rebirth mejora tanto en tantos aspectos a su antecesor, que este parece casi -permitidme la exageración- una demo del nuevo juego. Y eso se puede apreciar sobre todo a nivel de unas mecánicas que, en comparación, provocan que las de FFVII Remake den la apariencia de haber quedado anticuadas. Esto no desmerece la primera parte de esta reimaginación de FFVII, sino que pone aún más en valor el salto cualitativo que ha experimentado el global del proyecto en esta segunda parte.

 

La base del sistema de combate es la misma a la de FFVII Remake, pero los añadidos -como los ataques sincronizados o los parries- le dan un sorprendente y gratificante dinamismo que enriquece mucho la profundidad y variedad del combate. ¿Lo negativo? Si no os convenció en Remake, tampoco lo hará en Rebirth, que de profundo es también más complejo. Así mismo, Rebirth incorpora un sistema de mejoras basado en el nivel de grupo. Ya no solo los Cloud, Tifa y compañía suben de nivel como personajes, sino que el grupo entero puede ir subiendo de nivel para desbloquear (a través de un tablero que a los más veteranos evocará al de FFX) mejoras de estadísticas o ataques combinados. Los desarrolladores se han preocupado porque la fase de acción sea muy versátil y que el crecimiento de los personajes disponga de muchas variables (armas, materias, nivel de grupo, nivel individual).

 

Final Fantasy VII Rebirth

 

Pero no os agobiéis, FFVII Rebirth cuenta con varios niveles de dificultad para adecuar el reto a nuestros intereses. Además, a modo de incentivo (y de condición para conseguir el platino en nuestro perfil de PlayStation), terminada la partida por primera vez, se desbloquea un modo difícil.

 

Minijuegos y mundo abierto

Como buen FF que se precie, no pueden faltar los minijuegos y misiones secundarias. De los primeros, el juego de cartas quizás sea el más importante. Llamado Sangre de la reina, es súper adictivo y, además, cuenta con su propia subtrama dentro de la historia, con lo que no solo es recomendable dedicarse a él para conocer más acerca del argumento, sino que es facilísimo perderse en él durante horas, alargando más si cabe la duración de este Rebirth. Los minijuegos -y aquí hay muchos donde elegir- es lo que tienen, como te enganche uno, las horas de juego se convierten en decenas de horas.

 

Aquí, valga como recomendación, aprovechad para explorar a fondo cada zona del juego en la que os encontréis. Es decir, cuando estéis en Junon, haced todas las secundarias, descubrid todas las zonas de exploración… en Kalm, lo mismo. En el Cañón Cosmo, también, etc. De esta forma, además de exprimir el juego (a nivel jugable y contexto argumental), os ayudará a no sufrir en una fase más avanzada del juego porque no tenéis suficiente nivel.

 

Final Fantasy VII Rebirth

 

Y aunque como recomendación sea muy tópica, el mundo abierto de FFVII Rebirth invita desde el primer momento a ser explorado, recompensando nuestros avances. Siempre ofrece contenido a explorar, pero sin llegar a abrumar hasta el punto de agobio. Vamos pasando de una misión a otra de forma bastante orgánica). Aparte de los encuentros con enemigos y cacerías o las misiones y minijuegos con los chocobos (como desenterrar tesoros), volvemos a tener los encargos de Chadley, los cuales conviene hacer porque desbloquean misiones -interesantísimas- que aportan bastante al lore y contexto del juego y los personajes. Están también los Hallazgos, misiones más pequeñas y simples, y otras accesibles a través de los tablones de anuncios; menos inspiradas, pero cumplen su cometido. Y luego las misiones secundarias más importantes o con más enjundia argumental que, en general, resultan muy satisfactorias.

 

Conocidos los planes en torno a la reimaginción de FFVII, sorprende lo fiel que resulta este Rebirth a la propuesta original en términos de historia. Aspecto que a fin de cuentas lo que busca es apelar a los más veteranos, quienes redescubren a cada paso la historia con nuevos ojos, pero sin perder la familiaridad y la nostalgia de las aventuras ya vividas.

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