«¡Gracias por la oportunidad, Destructor de Mundos!«
Os hablaba ayer de la colección de Thor y es justo que hoy haga lo propio con la de Hulk para incidir en cómo ha influido la espantada de Donny Cates a esta cabecera. Pues bien, si en la serie del dios del Trueno han decidido pasarle el procesador de textos a una autora que justo acababa de pasar por la órbita del personaje, en la colección del gigante esmeralda han decidido que Ryan Ottley, que hasta ahora se ocupara únicamente del apartado gráfico, se convierta de momento en autor completo, mientras la Casa de las Ideas busca un equipo de emergencias que mantenga la serie en pie (cosa que, al contrario que con Thor, sabemos que ya se ha conseguido). A Ottley le ha debido hacer entre poca y ninguna gracia el chiste, porque cuando termine de escribir y dibujar este arco argumental le dirá adiós a Marvel durante una temporada, pero al menos hay que reconocerle que está sabiendo hacer suya la serie y que su despedida nos va a dar muchísima pena.
Y es que llevaba la serie ya un tiempo dando tumbos y sin encontrar un destino claro al que dirigirse. La llegada a un mundo poblado por monstruos gamma se antojaba como una nueva parada en el camino, pero Ottley y las circunstancias han decidido que sea el escenario para la masacre final y, antes de que ésta llegue, toca un par de números bastante más tranquilos en los que el autor ha decidido verter todo su sentido del humor y sus ganas de desmembrar directivos de la Casa de las Ideas. Tenemos ante nosotros una historia que normaliza la salvajada y hace que Hulk, si no por vez primera, por primera vez en mucho tiempo, pueda sentirse como en casa, en un mundo poblado por gente de su misma fuerza y propensión a la violencia.
«Nuestro Hulk diezmó a vuestro antiguo grupo… pero… bueno… Estaba dormido«
Por debajo de todo este cachondeo, Ottley mantiene una doble amenaza que vete a saber si no será finalmente una única fuente de quebraderos de cabeza. En el número que puso a la venta Panini en febrero (no ha llovido ni nada) se nos desvela que, por la razón que sea, nuestro gigante verde ha desarrollado unos tumores terminales en su dura cocorota. Sus días están contados, así que todas las fiestas que vemos en el número que le sigue bien podrían ser las últimas que experimente (spoiler: no. ¿Os he hablado de que ya hay otro equipo creativo a la espera?). Por otra parte, la versión más salvaje de nuestro protagonista, el Hulk del Hulk o el Hulk Titán, sigue al a espera de volver a la superficie. Y todo apunta a que someter al piel verde a peleas innecesarias en la sala de motores que ha montado Bruce Banner no es la mejor receta para mantenerlo tranquilo.
En definitiva. Se ha ido Donny Cates y no se le espera de vuelta. Pero Ryan Ottley se está currando una salvada para su etapa de padre y muy señor mío. Los números que tenemos entre manos del monstruo gamma por excelencia de la Casa de las Ideas son divertidísimos de leer y de ver, así que va a dar mucha pena que se haya llegado a ellos de casualidad y a través de una espantada como la de Cates y, como decía antes, que vayan a significar la despedida de Ottley por una temporada más o menos larga de Marvel para afrontar otros proyectos independientes en solitario.
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