«Una batalla ganada… pero a un elevado precio«
Hulk y Thor cumplen sesenta primaveras. Dos de los personajes más dialogantes y serenos de la Casa de las Ideas entran en la sexta década de sus vidas y para celebrarlo Marvel decide que los dos se repartan tortazos hasta que nos tiemblen los empastes a los lectores. Tiene suerte la editorial de que, cosas de la vida, el mismo guionista esté actualmente al frente de las dos series y, dada la premisa de esta miniserie homenaje, es más afortunada aún por que este escritor no sea otro que Donny Cates, todo un maestro en las gamberradas violentas y salvajes. Hulk vs. Thor: Bandera de Guerra es lo que parece: una gamberrada más del guionista en la que podemos ver a Uatu comiendo palomitas, a Tony Stark con una armadura del tamaño (y el poder) de un Celestial, a los dos contendientes partiendo por la mitad un planeta de un puñetazo… Todo ello mientras el autor aprovecha para profundizar en la nueva realidad del dios del Trueno y nos desvela un par de cositas que conectan al Hulk de Al Ewing con el que nos encontramos volando de mundo en mundo al principio de su nueva colección.
Y es que Thor tiene ahora un ‘nuevo’ martillo hecho con los pedazos del antiguo (muy al estilo del que vemos en la reciente Thor: Love & Thunder de la gran pantalla) y con el espíritu de su padre residiendo en el arma sagrada. Esta nueva residencia para el difunto Odín está suponiendo para Thor un poco más de relación padre e hijo de la que está dispuesto a soportar, pero lo cierto es que es algo que muchos vinimos anhelando desde que terminara aquello de la Guerra de los Reinos. El Thor de Cates está teniendo mucho fuego de artificio, pero quizás hacía falta un poco más de crecimiento de personajes (por aquello de no tener la sensación de estar leyendo siempre los mismo) y esta nueva situación se presta mucho a ello. Hulk vs. Thor: Bandera de Guerra sirve para que Odín y Thor peleen juntos y traten de hacer equipo (tampoco es que se les dé especialmente bien) antes de la más que predecible escena ñoña que los reconcilie una vez más de cara a que en la cabecera principal del dios del Trueno Cates pueda seguir por donde lo dejó.
«No sé… a mí me parece el Hulk de siempre«
Más carne en el asador se pone en relación con el goliat esmeralda a lo largo de este crossover. A través de los números que leemos y de las historias que Banner le cuenta al Padre de Todos nos damos cuenta de que Cates SÍ que ha continuado la historia allá donde la dejó Ewing, pero retorciendo su desenlace tanto que no puede sino producirme un poquito de dolor. Banner estaba curado, Hulk estaba en paz. Vale que sin conflicto no hay historia, pero… ¿ni una breve etapa de transición hacia el drama? En esta miniserie descubrimos qué fue lo que ocurrió en El Paso, pero nos sigue sin quedar claro qué es lo que lo ha desencadenado ni quién es esa ‘Betty‘ de ojos negros que está tratando de despertar al Hulk Titán. La impresión del primer año de este guionista al frente de esta colección es que no tenemos ni de lejos algo tan potente como lo que nos ofreció Ewing, pero que aún así es muy divertido de leer. Y a veces eso basta.
Lo mismo le pasa a Hulk vs. Thor: Bandera de Guerra. Es divertido de leer y eso es lo que esperábamos los que nos hemos dejado caer por las páginas de esta serie repartida entre las dos cabeceras de los personajes que la protagonizan. Cates nos ofrece por el sexagésimo aniversario de Thor y Hulk una pelea antológica más entre ambos héroes y aprovecha para dejar caer semillas de las tramas que vendrán en ambas colecciones a lo largo de los próximos meses, convirtiendo a este Hulk vs. Thor: Bandera de Guerra en algo más que un evento pasajero.
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