Pues menudo baño de realidad que nos hemos llevado al terminar la lectura del Spot On de Julián Clemente en este tercer capítulo de Caballeros de X. Si hace nada hablábamos acerca de la necesidad de que la trama de Caballeros de X se concretara para afianzar un tono y poder volar libre de lo que fuera Excalibur, descubrimos que la serie tiene marcada su fecha de caducidad en el número #5. Es decir, nos quedan solo dos entregas para dar carpetazo a la colección.
«Gambito tiene razón, ¡debemos luchar!«
Esto no quiere decir que nos vayamos a despedir de Betsy Braddock y sus chicos. Ni de Tini Howard. Pero lo que vendrá será distinto. En cierta manera, Caballeros de X morirá en Otromundo. Y ya sabemos lo que pasa con los mutantes que fallecen en el mágico mundo: los Protocolos de Resurrección pueden traerlos de vuelta, pero nunca como se fueron. ¿Mejor? ¿Peor? Hasta que no suceda no lo sabremos.
Así, con el bajón de la noticia aún en nuestros cuerpos, recapitulamos sobre lo leído en el que es ya el ecuador de esta aventura. Las dos tramas que venían ejecutándose confluyen aquí de cara al clímax final, dejando más intenciones que buenas ejecuciones. La visita a Sevalith ha sido un visto y no visto. Lo suficiente para que Muerte, el hijo de Apocalípsis, haga acto de presencia y poco más. Se diluye también el relato en torno al Lugar Peligroso, aunque esto es más consecuencia de la urgencia de la acción (con algunos personajes con su vida en vilo) que por desaprovechamiento de la guionista.
Quizás siempre estuvo planeado así, pero tener la certeza de que a la serie le quedan -literalmente- dos telediarios arroja una sensación de atropello en los acontecimientos y situaciones y personajes que podrían dar mucho juego en el contexto en el que se presenta la cabecera no han tenido la oportunidad de ser explotados como debieran. Aún con todo, Howard (junto a Bob Quinn) sigue regalándonos unos capítulos sobradamente entretenidos. Más aún cuando cambiamos el chip y vemos Caballeros de X, no como una nueva historia de la Capitana Britania, sino como un nuevo capítulo de la Excalibur de Howard, solo que con otro título.
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