Si ECC Ediciones tiene un fetiche, este no puede ser otro que el mangaka Junji Ito. Recopilatorios, libros de arte, colecciones de relatos, historias como autor completo, dibujante… Si algo lleva impreso el nombre de Junji Ito, tened por seguro que antes o después ECC nos lo traerá gustosamente al mercado español. En ese empeño completista llega hasta nuestras manos Las historias de fantasmas de Mimi, un pequeño volumen en el que Ito adapta libremente una historia original de Ichiro Nakawama y Hirokatsu Kihara.

«Será mejor que vigiles»

Este detalle es importante para entender la atmósfera que respira la historia. Si bien Ito se la ha llevado a su terreno cuanto ha podido y su arte sigue resultando inconfundible, hay un elemento que hace desmarcarse la obra del resto de su trabajo y que el propio autor apunta en el epílogo recogido en esta edición. Las historias de fantasmas de Mimi parten, en origen, de historias reales. Ito, sin embargo, suele caracterizarse por crear desde una posición en la que los fenónemos que describe -sean más enigmáticos o más truculentos- no pueden explicarse sin apelar a lo sobrenatural. Es un condicionante interesante, pues obliga al mangaka a estrujarse el cerebro para conciliar ambas perspectivas sin traicionar ni al original del que parte, ni a sí mismo.

Como resultado se aprecia un abanico de tonos en las diferentes historias que componen el tomo. Siempre desde el misterio, algunos relatos apuntan claramente al terror característico del autor, mientras que otros apuestan por un humor macabro o los hay que buscan generar incertidumbre en los personajes y lectores a travñes de la anécdota. En cierta manera, Las historias de fantasmas de Mimi son un campo de juegos en el que Ito prueba diferentes ideas y escenarios… para desgracia de Mimi, la protagonista.

La estructura episódica siguiendo las desventuradas experiencias de Mimi con lo sobrenatural recuerdan mucho a un trabajo publicado por ECC en 2021: Pelo negro empapado, de Mimika Ito, con la diferencia de que aquí el terror sí es parte fundamental. Pero el ambiente de cotidianeidad y la mezcolanza de géneros van en la misma línea en ambos casos. Así mismo, tener a una protagonista tan destacada -en el sentido de que no es víctima de un suceso que provoca un punto de ruptura en su vida, sino que se nos narran sus experiencias con lo fantasmagórico- hace que se pierda cierta tensión. Somos conscientes de que por mal que se puedan poner las cosas, Mimi saldrá airosa. Esa fatalidad y tragedia habitual en Ito se diluye en esta obra.

Así, entre unos aspectos y otros, quizás no sea un Junji Ito modélico; pero sí que es una opción interesantísima para un público más asustadizo que disfruta pasándolo mal en pequeñísimas dosis.