ECC Ediciones, al igual que nosotros, es fiel a Junji Ito y cada vez que sale publicada cualquier obra suya en Japón, ya está al quite para traerla a España. Da igual que se sean obras completas, relatos que luego conformen recopilatorios, libros de arte o, incluso, libros que ahondan en su trayectoria profesional. En esta ocasión lo que nos propone es un trabajo de 240 páginas que toma por nombre Sensor y que nos presenta a un Junji Ito peculiar para lo que nos tiene acostumbrado con sus anteriores trabajos.

«Me pregunto quién soy. No lo sé«

Es un Junji Ito inesperado porque, si bien el terror forma parte de la narración, no es el elemento predominante de la obra. En todo momento Sensor aboga por el misterio, incluso cuando el horror salta al primer plano, lo hace para acentuar el suspense del descubrimiento. El protagonista es un reportero que persigue incansablemente (rayando la obsesión) a una joven de extrañas capacidades. En su búsqueda conoce personajes que viven (y mueren) sumidos en una obsesión autodestructiva y situaciones que escapan a la lógica del mundo racional y se adentran en el terreno de lo sobrenatural.

Ciertos ecos lovecraftianos y un marcado interés por la teología son dos de los elementos más relevantes de una obra que tiene un fondo más profundo y reflexivo de lo que podría parecer a simple vista, sobre todo debido al carácter episódico de la obra (comprensible dado que originalmente apareció de forma seriada en una revista). Aquí Ito abre la mano explorando nociones del llamado terror cósmico (punto en el que la capacidad inquietante de su dibujo se hace extremadamente reconocible y donde juega a referenciarse a sí mismo en relatos como Hellstar Remina), o indagando en los peligros de la espiritualidad mal entendida, caldo de cultivo de las sectas.

Otro aspecto poco habitual es la inclusión de un texto del mangaka a modo de epílogo en el que confirma el tópico de que los personajes son los que llevan la obra por donde ellos quieren, y no el autor. Bien es cierto que Ito lo expone para justificar que Sensor no encaje en los cánones habituales en los que suele moverse, pero lejos de desmotivar respecto al contenido de la obra, sirve para dar perspectiva sobre la misma y comprender, un poco mejor, cómo funciona cualquier proceso creativo en el campo de la narrativa.