El misterio de la falla de Amigara

Gyo: El camino del exceso

GyoJunto a Uzumaki y Tomie, Gyo quizás sea una de las obras más conocidas del mangaka Junji Ito, noción a la que ayuda su condición de historia larga, formato en el que el autor no se prodiga tanto como nos gustaría, prodigándose mucho más en el relato corto (basta ver el extensísimo catálogo de ECC Ediciones sobre Ito para confirmar el hecho). Terror, malestar y ciencia ficción se dan cita en un volumen integral que recoge una de las lecturas más incómodas del mangaka a las que nos hemos enfrentado.

 

«Ah, qué raro… no puedo moverme con normalidad…«

 

En Gyo conocemos a Tadashi y Kaori, una joven pareja que en unas vacaciones en Okinawa hacen un inusual descubrimiento que será el principio de algo muchísimo más grave y terrorífico. Aunque la portada ya os puede dar alguna pista, no queremos adelantar nada acerca del tipo de descubrimiento y amenaza a la que se enfrentan los desdichados protagonistas de esta historia en la que el terror, en comunión con la ciencia ficción, toma un cariz nauseabundo e irritante. Junji Ito juega con la incomodidad y el malestar para condicionar la percepción del lector, que asume la fisicidad y densidad de los elementos que conforman el qué de la obra.

 

Irregular por momentos, Gyo tiene un gran debe en sus propios excesos para enganchar a lectores más allá del núcleo duro de seguidores del mangaka. Incluso para conocedores de su obra, la sombra del desinterés sobrevuela más de lo debido. Dos son los motivos que juegan en contra de Gyo. El primero radica en lo disperso del argumento en sí. Se trata de una historia única y, a diferencia de trabajos como Tomie, la narración no opta por el carácter episódico, sino que sigue -en apariencia- una senda definida. ¿El problema? Que la apariencia es solo eso, apariencia, y la historia cae con reiteración en la anécdota. Gyo ofrece poderosos momentos y su premisa tiene muchísimo potencial, pero en su ánimo por mantener cierto misterio y no explicar más allá de lo imprescindible, Ito abusa de escenas que no aportan a la trama. El segundo tiene que ver con la caracterización de Kaori, quien resulta exasperante por su eterna actitud lastimosa y quejumbrosa, hasta llegar a un punto en que ya no resulta divertida o cómica, sino solo molesta. En ambos aspectos Junji Ito se recrea excesivamente, tensando sobremanera la paciencia de sus lectores.

 

El misterio de la falla de Amigara

 

La edición de ECC recoge además de Gyo otros dos relatos breves: La tragedia del pilar principal y El misterio de la falla de Amigara. La primera, de apenas cuatro páginas es todo un ejemplo de concreción y partiendo de una expresión habitual usada en el país nipón demuestra que la inspiración surge en cualquier parte Comedia macabra donde las haya. La segunda, más larga (32 páginas), enmarcada en un terror más psicológico y ambiental, con el punto de desconcierto marca de la casa, explora la irracionalidad y el miedo afines a las obsesiones. En opinión de un servidor, la calidad (e interés) de estas historias cortas está por encima del relato principal del volumen.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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