«Vosotros no estáis a salvo mientras yo siga aquí«
He de reconocer que lo que está logrando Jason Aaron al frente de Los Vengadores es alucinante. Poca gente ha tenido a un equipo tan potente como el que maneja este guionista y lo ha desperdiciado de igual manera. Es que ya da igual que otras series y otros guionistas se alíen con Aaron para contarnos que las cosas van regular por el infierno (como está ocurriendo con el Motorista Fantasma de Benjamin Percy o con lo último que hemos leído en las páginas del Iron Man de Christopher Cantwell), el autor vive inmerso en un bucle eterno que de alguna manera puede estar siendo alimentado por la propia editorial, reticente a que cierre su etapa (que llegará más pronto que tarde con un especial denominado Avengers Assemble que reunirá a todas las versiones de los Héroes más Poderosos de la Tierra) sin tener preparado del todo a su repuesto. El caso es que, hasta hace poco, la cabecera de Los Vengadores se dedicaba a contarnos las escaramuzas del Consejo Rojo de Mefisto y de los Señores del Mal del Muerte Supremo en la Tierra y a los intentos de nuestros protagonistas de ponerle coto a sus andanzas. Mientras, Avengers Forever (como segunda mitad de las grapas de Panini en España) se centraba en el viaje multiversal del Piloto Fantasma y Deathlock en busca de aliados con los que combatir a estas dos amenazas.
Sin embargo, ahora parece que ambas cabeceras están ya directamente entregadas a la divertida tarea de presentarnos a los personajes de siempre con disfraces nuevos o, lo que es lo mismo, a los Vengadores de otras realidades siendo atacados por Mefisto y tratando de sobrevivir a la experiencia con una colorida gama de poderes y habilidades sacadas de otros personajes de la Casa de las Ideas. Esto, que es bastante entretenido de leer en un número suelto, comienza a tornarse tan repetitivo que pierde su novedad y su simpatía. El Capitán América que contemplamos en la primera mitad de este Los Vengadores #42 (#143) mola bastante y la trama comienza tan potente que por un momento olvidamos donde estamos, pero pronto caemos en el truco que esconde la historia y ésta se torna predecible. Lo mismo ocurre con Avengers Forever, que nos presenta a cinco nuevos Steve Rogers en una situación parecida a la de The Cube que mola bastante… si no estuviéramos esperando que la historia avanzase un poco.
«No tengo ni pajolera idea de lo que hay ahí«
Esta segunda trama, y no miento, me mola bastante, aunque la encuentro un tanto loca y cruel. Es decir, mola ver como Steve sigue siendo Steve en todos los universos conocidos, pero me resulta un poco tétrico que todo al final pase por una prueba de aptitud por parte de los protagonistas de esta colección secundaria. ¿Hemos de creernos que los héroes están secuestrando y sometiendo a tortura a personajes aleatorios con el fin de entrenarlos para el conflicto que se avecina? ¿En qué lugar coloca esto al Piloto Fantasma? Me gustaría ver cómo es la reunión posterior a lo que aquí leemos, en la que los protagonistas de esta colección les explican a los diferentes Steves lo que han estado haciendo con ellos. Por desgracia no veremos nada ni tan siquiera parecido.
Ojalá dentro de diez años, con Aaron jubilado o trabajando para la competencia, alguien le entreviste y éste les diga a las cámaras que la culpa de toda esta etapa la tuvieron quienes no le dejaron manejar a él los tiempos y las formas en que debía desarrollarse esta historia. Ojalá. Porque la alternativa es que sea él quien no esté sabiendo manejarlos y nos esté dando un paseo por el Multiverso sólo por el placer personal de ver al Capitán América con una bandera de los Estados Unidos tatuada en la cara… o lanzándoles hechizos mágicos a los nazis.
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