Excalibur

Excalibur. Colegialas del diablo: Crónicas accidentales

ExcaliburPanini Cómics concluye la recopilación de la etapa clásica de Excalibur (la de Chris Claremont como guionista) con un tercer volumen que incluye los diez últimos números de la serie regular, así como un puñado de one-shot e historias varias que nos llevan hasta lugares tan dispares como las páginas de Hulka o un «reencuentro» con la Patrulla-X, colección de la que surgía esta aventura británica. Un final de vida un tanto accidentado, pero aún con grandes hallazgos que subrayan la unicidad de Excalibur dentro de la historia marvelita.

 

«Las personas raramente son quienes creemos»

 

Aún quedaría (bastante) material por publicar, como la vuelta de Alan Davis (esta vez como autor completo), el grueso de la etapa de Scott Lobdell (quien ya debuta en estas páginas) o las aportaciones de Warren Ellis cuando ya se avistaba el final de la cabecera. Aquí lo que importa es Chris Claremont, de ahí que se incluya al final del volumen su «retorno» en una miniserie de tres capítulos protagonizada por Kitty Pryde, Rachel Summers y Lobezno. El porqué de su añadido (máxime cuando entre este relato y el resto de historias recogidas han una diferencia de ocho años) responde a la intención de Panini de cerrar el legado de Claremont. Decisión acertada o no, depende de cada cual, pero sin tener una relación tangible con el resto de la obra, este X-Men: True Friends resulta bastante entretenido.

 

Y eso es un valor en un volumen que a base de recoger retazos aquí y allá desluce bastante lo que veníamos disfrutando hasta ahora. La aventura que abre el tomo (y que da titulo al mismo), Colegialas del diablo resulta de digestión lenta porque puede echar atrás a quienes esperen lo mismo de siempre. En lugar de ofrecer una aventura al uso, Claremont se despide de Excalibur con una trama en la que Kitty es matriculada en un internado en el que tendrá que hacerse valer sin el apoyo de sus poderes o aliados habituales. Más cerca del drama adolescente que del relato tipo de superhéroes, nos permite ver a Gatasombra en un registro y contexto diferente al habitual y que perfectamente pudo haberse inspirado en el cine teen de la época, con las obras de John Hughes a la cabeza. Aunque si tenemos que buscar un ejemplo más preciso, imaginad la lucha encarnizada entre Rachel McAdams y Lindsay Lohan en Chicas malas (Mark Waters, 2004). Si entráis en el tono y dinámica, Colegialas del diablo es súper disfrutable. Si no, mal asunto.

 

Excalibur

 

Junto a las aportaciones de Claremont, lo más divertido del tomo lo encontramos en el capítulo compartido con Hulka (extraído de su propia serie… ¿veremos algún día la Hulka post y pre John Byrne recopilada como merece?). Luego encontramos tres especiales protagonizados por Excalibur que abordan los escenarios más dispares. El primero nos retrotrae a los últimos números del primer recopilatorio al recuperar aquella realidad alternativa en la que el Reich de Hitler había triunfado y subyugado al Reino Unido. Curiosa como pocas, pero que no termina de desarrollar y explotar bien los conceptos que propone, dejando un regusto de ocasión desaprovechada. La segunda ahonda a su manera en terrenos mágicos propios de Excalibur y la leyenda de Ávalon (con mismo equipo creativo y mismas sensaciones) y una última en la que nuestros protagonistas ejercen prácticamente de súper agentes del gobierno que no deja ningún poso.

 

Y por último tenemos el inicio de la intermitente etapa de Lobdell (entro y salió de la cabecera en varias ocasiones), a quien le costó encontrar el tono adecuado, aunque nos dejó interesantes aportaciones como la aventura protagonizada por Lockheed o la que tuviera a Doctor Muerte y Vengadores Costa Oeste como invitados, más cercanas al juego y experimentación con las que Claremont y Davis habían dado un sello muy marcado a la serie. Quizás aquí pesaran los ademanes del guionista de reconectar Excalibur con La Patrulla-X, serie que a su modo sirviera de germen para la aventura británica (a partir de los hechos de La caída de los mutantes). Excalibur cuando mejor funcionaba (y funciona) es cuando vuela libre.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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