Kitty Pryde y Lockheed

Excalibur. Espada en alto: El origen de una leyenda

Excalibur¡Buah! Si no sabéis que regalar esta navidades, no lo penséis más. Este primer tomo de Excalibur publicado por Panini Cómics dentro de su línea Marvel Gold no puede faltar en ninguna biblioteca comiquera que se precie. Mutantes, mitos artúricos (más o menos) y Chris Claremont en modo Monty Python. ¿Qué más se puede pedir?

 

«Visto un exhibicionista hipertiroideo con mallas… vistos todos«

 

Cronológicamente el inicio de Excalibur se enmarca después de los acontecimientos de La caída de los mutantes (también en Marvel Gold) y más o menos a la par de Inferno (de hecho, el camino de Excalibur se cruza con el crossover en los capítulos siete y ocho de este volumen) y, al igual que en aquel, el lector neófito puede adentrarse en esta lectura sin excesivas complicaciones; aunque se echa en falta una mayorcontextualización de la aventura en el artículo que sirve de prólogo, puesto que al tratarte de un primer volumen, es probable parte de público llegue de nuevas y no conozca las circunstancias -trágicas- de La caída de los mutantes (que no olvidemos, es el octavo tomo de Marvel Gold: La Patrulla-X).

 

Esta falta de información es persistente -aunque llevadera- principalmente durante el primer capítulo del tomo, donde Claremont se dedica a abordar el estado anímico de sus personajes, consecuencia del citado tomo. Pero en cuanto las piezas empiezan a encajar y Excalibur da sus primeros pasos como grupo, las herencias pasan a formar parte del pasado. Esto es interesante porque es una dinámica que se extiende a lo largo de todo el volumen. A medida que la historia y los personajes van dejando atrás sus anclas y se centran en lo que tienen delante: un nuevo grupo, nuevo hogar, secundarios… empiezan a crecer de forma exponencial, dando lugar a una marca tremendamente reconocible, diferente a toda la Marvel que le era coetánea.

 

Kitty Pryde y Lockheed

 

A cada capítulo Excalibur va perdiendo más y más complejos hasta encontrar un tono e identidad muy reconocibles que solo les pertenece a ellos y que ni siquiera la última iteración del grupo (capitaneada por Betsy Braddock y Tini Howard) ha sido capaz de repicar. En cierta forma, Claremont parece tomarse Excalibur primero como una evolución natural de su Patrulla-X y después como una oportunidad para experimentar y divertirse donde caben versiones distópicas del equipo, perversos homenajes a iconos del cine de los 80, bromas a costa de la competencia o distorsionados cameos de ciertos dibujos lunáticos. Llega un punto en el que parece que cualquier cosa es posible en las páginas de Excalibur sin que eso traicione o genere ruido porque lo principal, los personajes, siempre está en el centro. Ahí el oficio y conocimiento de Claremont respecto a sus protagonistas es todo un seguro.

 

Excalibur fue un soplo de aire fresco para la comiteca marvelita cuando salió gracias a su ánimo por explorar sin miedo, pero respetando a sus personajes. Hoy, más de tres décadas después, es una serie que sigue sorprendiendo y entusiasmando como el primer día.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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