Tanto que contar y tan poco tiempo… Panini Cómics se despide de Caballeros de X después de cinco entregas de una aventura sumamente breve, pero muy intensa. Hay señales de que pueda haber más carrete para Betsy como Capitana Britania, pero de momento nos tenemos que despedir de ella como protagonista de su propia cabecera. El camino de Excalibur se detiene aquí. ¿Hasta cuándo? Es pronto para saberlo.
«Tuya soy, mi Capitana«
Tini Howard y Bob Quinn han tenido que lidiar en estas páginas con el mismo problema al que se enfrentaron en la anterior entrega de la serie: mucho (demasiado) por narrar y poco espacio para acometer su misión. El resultado, como es de prever, es una lectura que no se detiene, plagada de diálogos y viñetas (para condensar toda la información posible) y con la elipsis como principal recurso de apoyo.
La consecuencia principal es la constante sensación de que nos estamos perdiendo algo; fuera de campo están sucediendo escenas y batallas que nos encantaría conocer (y con repercusión en las escenas que sí vemos), pero que tan solo podemos imaginar. No es malo de por sí, pues denota que la historia genera interés; pero queda deslucida ante la falta de concreción de momentos prometidos como la lucha entre Arturo y Mordred o la de la Capitana y el desquiciado Merlín. Habría sido deseable, tratándose de un número de cierre, la consideración de Marvel como un especial, permitiendo a Howard y Quinn trabajar con más páginas.
Con su cierre, Caballeros de X no ha podido heredar Excalibur y darnos una serie con todo el Cuerpo de Capitanas Britana en su esplendor, pero sí que genera un contexto interesante al panorama krakoano. No solo soluciona el entuerto en el que se habían metido al aislar Otromundo del resto del mundo y da la oportunidad a Betsy de fijar su propio destino a partir de ahora; en este sentido la portada elegida no puede ser más reveladora. Así pues, aunque incierto, el futuro para la rama mágica mutante es prometedor.
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