«Fue demasiado para el hombre que era«
He de confesar que me ha divertido mucho leer esta última entrega de las cuatro en que Panini ha separado a las previas a la Caída de X (no comentaré por aquí la necesidad, o no, de agrupar estos cuatro cómics en un mismo tomo en lugar de vendérnoslos como cuatro grapas independientes). El cómic se nos presenta como protagonizado por las cuatro variantes de Mr. Siniestro que hemos venido conociendo desde que saltara la liebre con la verdadera identidad del Doctor Estasis y con la interesantísima aventura de Los Pecados de Siniestro. Precisamente anclado a esta última es como nos llega este cómic, que rápidamente nos desengaña y pasa a centrarse en los dos clones del villano que siguen activos en la Tierra, mostrándonos como los planes de ambos convergen en torno a la masacre mutante por perpetrarse, pero como, a la vez divergen de la ideología que mueve a Orchis.
Kieron Gillen orquesta una cena ‘romántica’ entre Estasis y Madre Justa en la que ambos tratan de sacar ventaja del opuesto, se regodean en el largo pasado que les precede y, sobre todo, rellenan los huecos que la retrocontinuidad ha podido ir dejando sobre sus historias de vida. Esta grapa es esencial para entender mejor lo que motiva a estos personajes, pero también para entender cómo Marvel los ha acomodado en su historia teniendo en cuenta que ambos gozan de unas extremadamente largas carreras a sus espaldas. También sirve para que no dejemos de leer cómics de mutantes tras la Gala Fuego Infernal de este año. Queda, al parecer, aún mucho por decir de los hombres y mujeres X después de que la Casa de las Ideas vuelva a revolcarlos por el barro.
«Como todo científico, he fracasado«
Con unos dibujos de Paco Medina que disneyfican un poco demasiado a los personajes (cuestión de gustos, eso sí), Gillen se dedica a una cosa que se le da muy bien: construir un diálogo ágil y vibrante que no aburre al lector en ningún momento. El guionista se lo ha debido pasar pipa escribiendo esto a la vez que sabe lo que está a punto de caernos a los lectores en apenas un par de grapas (si uno se fía del checklist de este mes). Une puntos, se deleita con la manera de expresarse de uno de los personajes más pagados de sí mismos de la galaxia mutante y, en general, hace que los personajes se tomen a guasa entre sí y a los lectores… Pero todo desde una perspectiva que nos hace quedar a todos como seres muy inteligentes. Me encanta.
Me ha gustado tanto que casi estoy por ir con los malos durante unos cuantos números. No sé, quizás así pueda saborear lo que es la victoria durante un tiempo, por lo menos hasta que en la Casa de las Ideas vuelvan a aburrirse de los mutantes como los seres más vilipendiados del planeta y se inventen alguna loca historia que vuelva a relanzarlos a las estrellas. Es un ciclo absurdo, lo sé, pero parece ser que para Marvel no existe nadie mejor para ilustrar a los colectivos oprimidos que los mutantes. Debe ser que no existe más gente con poderes en todo su universo editorial.
Deja un comentario: