«El pozo de perdón que el mundo le permite parece no secarse nunca…«
Ha tenido que llegar la tercera entrega de la colección de Donny Cates para que el guionista eche un poco el freno y comencemos a vislumbrar qué es lo que ocurrió desde que terminara la sensacional etapa de Al Ewing y su Inmortal Hulk (también editado por Panini) y hasta que el actual Aplastanauta se marchó a darse un garbeo interdimensional. Todo parece pasar por una versión oscura del gigante gamma que ha debido permanecer aletargada durante todos los sucesos relacionados con El Líder y que ahora, con Bruce Banner en paz con el resto de sus personalidades y con el resto de sus Hulks, reaparece para enloquecer al débil humano que atesora uno de los mayores poderes sobre la faz de la Tierra.
Es este Banner el que se pone a los mandos de la ‘nave Hulk‘, quizás huyendo de lo que ha dejado atrás en El Paso o quizás, apostaría por ello, buscando un escenario más propicio para un nuevo enfrentamiento con este Hulk Oscuro que casi acaba con él la primera vez que hace acto de presencia en su psique. Sin embargo, la estrategia que está siguiendo (encerrar a la mente de Hulk en la sala de calderas de su cuerpo mientras él se acomoda en su mente) ni termina de quedar del todo explicada (¿sigue en pie el pacto entre el resto de sus personalidades?) ni parece ser la mejor de las ideas dada la natural propensión del gigante verde a destruir todo muro o barrera que se interponga entre él y sus objetivos.
«¿Quién ha hecho esto? ¿Quién está al mando?«
Por el camino, la trama que ha ideado Cates le permite a Banner visitar otros mundos en los que encontrarse con versiones bien distintas de él mismo, pero con la misma base de miedos, inseguridades e ira reprimida… Y con algunos pecados muy similares. Lo cierto es que la trama está aún muy verde (y ya ha dado un par de bandazos que son marca de la casa de este guionista), pero todo apunta a que alguno de los principales villanos de esta nueva época puede ser un personaje de toda la vida… bajo una nueva perspectiva. Lo que no queda claro es de dónde sale la sombra de Hulk que se nos presenta en esta entrega. ¿Otro trauma inexplorado? ¿Es la ira reprimida por Banner cada vez que pone en orden a sus diferentes personalidades? ¿O es algo más… ‘oscuro’? No sólo vamos a tener que esperar para saberlo, sino que es probable que (si esta serie se desarrolla como lo está haciendo la de Thor) no volvamos a saber de ello hasta que no se nos venga encima.
Tal y como decíamos el mes pasado, esta nueva etapa de Hulk es para disfrutarla con la mente en stand-by. Este número es algo menos acelerado, pero la sensación hasta el momento es que aún queda mucha acción frenética antes de que podamos comenzar a hilar las historias que nos quiere contar Cates. Es su estilo y habrá que respetarlo y disfrutar como podamos hasta entonces, cosa tampoco muy difícil con manadas de Hulks acercándose por el horizonte y un Banner desquiciado a los mandos del Aplastanauta.
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