«Pero por el camino… la luz ha quedado… infectada«

Resulta muy complicado reseñar un cómic en el que apenas sí ocurren un par de cosas que hagan avanzar la trama. Thor #21 (#128) es un cómic que puede gustar mucho a los amantes de la acción, que a buen seguro quedará genial en un tomo recopilatorio, pero que deja bastante que desear como entrega mensual dentro de la serie del dios del Trueno que guioniza Donny Cates y publica Panini en nuestro país. En esta entrega, básicamente, Thor se dedica a recibir castañazos a lo largo y ancho de las ruinas de la que otrora fuera su querida ciudad de Broxton. Un calco perfecto de lo que fue el capítulo anterior, con un final revelador de la misma contundencia y sorpresa que lo fuera el de Thor #20 (#127). Había dos secretos que contarle a Thor y muchos martillazos entre medias que sacudirle. Es lo único que explica lo lento que ha avanzado la trama entre estos dos números.

Y es que vale que la serie de Thor venga a ser muchas veces esto, pero uno agradece que la trama avance de cuando en cuando entre tanto hueso roto y sangre derramada. En el número anterior nos enterábamos de que el dios de los Martillos era, sencillamente, el más poderoso de estos artilugios y en éste, como ocurriera con toda la trama de Donald Blake y su asimilación de Jörmungander, nos percatamos de que no se está enfrentando el hijo de Odín tan solo a la personificación de Mjolnir, sino que su martillo, además, ha aceptado un huésped con tal de volverse más temible y machacar el cráneo de su anterior dueño con más eficacia. ¿Se podía haber contado esto en un único número de la serie? Probablemente, y la decisión de no hacerlo parece sólo responder a un deseo de alargar esta trama a cinco entregas en lugar de cuatro.

«Me temo que yo decidiré cuando acaba esto«

Con todo, lo que me enoja más del Thor de este mes es ese momento de Odín parando una bala por su hijo. Que sí, que es un detalle muy bonito, que a todos nos ha dolido el costalazo que le han dado al anterior rey de Asgard, pero todo parece apuntar a que las discusiones entre padre e hijo de las que me quejaba el mes pasado se van a tratar de solucionar por el viejo método de ‘tú te sacrificas y yo te perdono‘. Y eso, amigos míos, no resuelve nada de nada. Las recriminaciones, los errores en la crianza y los remordimientos van a seguir ahí, con o sin una espalda rota de por medio. Hace falta alguna clase de diálogo (de terapia incluso) entre estos dos personajes. Y limitarse a un recurso así de manido para que Thor pueda sentirse aún más culpable y su perturbado padre se quite temporalmente de en medio me parece… aburrido.

Thor #21 (#128)

Es por ello que espero con ganas el número del mes que viene, para ver si por fin se desatasca una historia que para mi prometía mucho más de lo que finalmente me está aportando. Volverán los Vengadores y volverá el resto de los animales del bosque a los que Thor pidió ayuda hace ya unos cuantos números y puede, sólo puede, que a partir de ahí la trama avance y nos quede algo de espacio para que el dios del Trueno aprenda alguna lección de toda esta carnicería.