«Todo el mundo puede tener un Hulk últimamente«
¿Qué pasaría si Hulk se enfadara tanto, tantísimo, que llegara a su límite? Es una pregunta a la que creímos encontrar respuesta cuando Greg Pak nos ofreció su World War Hulk y a ese goliat verde tan furioso como metódico en su manera de acabar, uno a uno, con todos los miembros de los illuminati marvelitas. Sin embargo, Donny Cates juega en este cómic a elevar el tono al nivel del absurdo (como la acción tiene lugar en la mente de Banner todo vale) para llevar al gigante verde a un nuevo límite más allá de todos cuantos ha cruzado y sacar de él un nuevo y devastador poder.
Lo cierto es que el razonamiento de base de este cómic se me escurre entre los dedos. ‘Betty‘ le indica a nuestro protagonista que es injusto que hoy en día todos los personajes hayan tenido su versión ‘hulkificada‘ y que el propio Hulk no disponga de la misma. Siendo Hulk una extensión de la personalidad de Banner que, simplemente, pone de manifiesto los poderes que le otorgó la radiación gamma de la bomba que él mismo inventó, que esta manifestación tenga, a su vez otra manifestación de la ira y la desesperación suena, como poco, redundante. ¿Que me cuentas que Banner, llevado a un nuevo límite, extrae nuevas cotas de poder? Vale, es forzado pero me lo creo. Pero lo que Cates propone va en contra de lo que se ha escrito hasta ahora sobre el personaje (él mismo es consciente de ello y hace hincapié en este hecho) y es una nueva vuelta de tuerca acerca de los poderes de Hulk y la fuente de los mismos que no me termina de quedar explicada. Tampoco queda clara la intención de ‘Betty‘ a la hora de desencadenar este nuevo poder, pero intuyo que eso nos lo terminará contando el autor más tarde o más temprano. Por el momento, el sexto número de la colección que publica Panini exige un salto de fe un tanto complicado para quienes hemos disfrutado con la consistencia de la etapa de Al Ewing.
«No tienes ni idea de qué soy«
Con todo, si uno se decide a dar tal salto, lo cierto es que la la historia de Cates está resultando divertida. Hulk vuelve a ser lo que ha sido siempre: una sucesión de peleas épicas entre seres monstruosos en la que Banner y el resto de personajes humanos son meros secundarios tratando de ponerle puertas al campo. La pelea del Hulk Titán contra todo el resto de seres gamma es bestial y una fuente inagotable de imágenes chulas, pero es que lo que se desarrolla en los motores de la ‘nave-Hulk‘, con nuestro poderoso protagonista partiéndole los morros a la mitad del universo Marvel (¡incluida una versión gamma del mismísimo Galactus!) se sale de la escala y nos hace explotar la cabeza.
La única verdad aquí es que no tenemos muy claro hacia dónde pretende dirigirse el autor de esta nueva etapa. Hulk y Banner iniciaron hace seis números un viaje que ahora culmina su primera etapa desvelándonos sólo a medias a un gran villano central y que ahora se irá de paseos siderales con un (algo innecesario) enfrentamiento con Thor con motivo del sexagésimo aniversario de ambos personajes de la Casa de las Ideas. Hulk, hoy por hoy, es una serie entretenida, pero con mucha menos chicha de la que disfrutamos durante los últimos y gloriosos años.
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