Stonefly

Stonefly: Bonito, divertido y mejorable

En 2019, el pequeño estudio de Flight School Studio, sacó Creature in the Well, un juego bastante particular cuyas mecánicas de combate estaban basadas en la dinámica de un pinball. El juego consiguió convencer tanto a críticos como a público, no solo por estas mecánicas, sino porque también era un juego preciosista en su puesta en escena. Dos años después regresan con un juego que mantiene ese preciosismo visual, pero cambia por completo los sistemas, el combate y la exploración. Stonefly es un juego que mezcla naturaleza, recolección y ciencia ficción, donde manejamos a Annika, una muchacha que vive con su padre y tendrá que ir en busca de un robot recolector que les ha sido robado. Con esta premisa, Flight School Studio, consigue crear un juego donde tendremos una especie de falsa libertad para recorrer sus diferentes mundo y recuperar nuestra máquina. En sus primeros compases es un juego que entra muy bien en todos los sentidos, tanto mecánicos como visuales, pero que a medida que avanzamos en la historia y en el propio juego, se va haciendo algo más pesado. Stonefly podría haber sido un grandísimo juego que se queda en buen juego por algunos errores y por lo monótono de su gameplay.

 

Stonefly

 

Lo primero que llama la atención son sus gráficos estilo cartoon, que recuerdan mucho a Creature in the Well, y que hace que ya tengas ganas de verlo en movimiento y en todo su esplendor. Y cuando lo hace te quedas embobado saltando de un lado a otro, disparando y recolectando los diferentes minerales que vamos encontrando por el mundo. Porque, aunque sea un juego sobre recolectar, búsqueda y acción, Stonefly también es un plataformas a la antigua usanza con hojas donde apoyarnos, viento que usar para desplazarnos más rápido y combinaciones de botones para poder llegar lo más lejos posible. Hablando de botones, también ayuda un control bastante intuitivo, con muy pocas mecánicas que tengamos que memorizar y que hacen que la experiencia también mejore. Eso sí, la paleta de colores elegida para su realización crea ciertos momentos de conflicto pues no sabes muy bien que parte y en cuales no puedes aterrizar con el mecha para empezar un combate, recolectar o posarte para continuar tu viaje. Y eso recuerda, salvando las distancias con la cantidad de años que han pasado, a cuando los primeros juegos en 3D utilizaban fondos que eran pequeños JPG y no se diferenciaba mucho el fondo de donde nos encontrábamos creando situaciones realmente desesperantes. Stonefly no llega a eso, pero hay momentos en los que piensas que puedes ir por un sitio, pero no.

 

Stonefly

 

Y es que el juego quiere dejar al jugador también una especie de libertad a la hora de recolectar y explorar, no demasiada, pues al final las zonas son bastante cerradas como para explorar demasiado y rápidamente tiraremos del viento guía que tenemos para saber por donde tenemos que ir y llegar a nuestro destino. Que tampoco es demasiado complicado, pero para no ir en una dirección errónea, y que no tiene salida, siempre es bueno tener esta especie de viento. Viento que se vuelve importante en los combates. En Stonefly los combates son bastante particulares ya que tenemos que volar, disparar a los enemigos desde arriba y quitarles los puntos blancos que tiene en el medio del cuerpo para dejarles noqueados, después aterrizar y utilizar un barrido de viento para lanzarlos fuera del escenario. Recomendaría ser rápido haciéndolo, pues como se junten demasiados enemigos que quieren nuestro botín de minerales, estamos perdidos. Aquí también entra la estrategia de ver como atacar, pues algunos enemigos tendrán coraza o solo podremos atacarles en momentos determinados. El combate es seguramente el punto más fuerte que tiene Stonefly junto a su estética.

 

Porque a nivel historia la cosa cojea un poco. Annika es una muchacha que vive con su padre, el cual no ha superado la muerte de su mujer, a quien le ha puesto el nombre de su mecha. Por ayudarle a recolectar, Annika conseguirá que le roben el mecha, por lo cual comenzará este viaje de descubrimiento, de fuerza y valentía. Pero es que lo cierto en los únicos lugares donde se desarrolla un poco la historia es en los diferentes sueños que tiene Annika que salen cuando vamos a descansar al campamento que tenemos junto a unos bandidos. Además, tampoco ayudan demasiado unos personajes secundarios muy planos y que no tienen una función realmente determinada dentro del mismo. Así que la historia queda algo perdida. El juego se divide en tres mundo en los que, básicamente, hacemos lo mismo en todos. Esto es del todo malo, pues hay juegos que tienen diferentes mundo y en todos tenemos que hacer lo mismo, lo malo es que no hay evolución. Si que podemos mejorar al mecha para hacerlo más fuerte, que recolecte mejor, que aprenda habilidades nuevas… pero en los niveles es lo mismo. Además, el juego se alarga de manera artificial haciéndonos dar vueltas y vueltas hasta farmear una cantidad considerable de materiales para poder avanzar, lo que hace que muchas veces desesperemos buscando cosas. Y bueno, para mejorar el mecha tendremos que regresar sí o sí a nuestro campamento sin posibilidad de hacerlo en cualquier lado.

 

Stonefly

 

En definitiva, Stonefly es un buen juego con algunos peros. Es un juego que genera tranquilidad, que genera paz y que hará las delicias de los amantes de este tipo de juegos. Sin querer comparar demasiado, Creature in the well era mucho más redondo en casi todos los ámbitos, pero es bueno ver que desarrolladoras indies intentan encontrar nuevas maneras de hacer que el medio crezca o no anclarse en algo que hemos visto millones de veces. Es un juego que hubiera necesitado un vuelta más, pero, honestamente, consigue su objetivo de entretener, y eso es algo que muchos juegos Triple A no consiguen.

 

Esta reseña se ha hecho analizando la versión para PS4 de Stonefly.

Acerca de Christian Leal

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Desde niño me apasioné por el séptimo arte, por ello decidí licenciarme en Comunicación Audiovisual, pero después amplié mis miras también hacía la pequeña pantalla en la que devoro, bebo y me alimento de series y cine. Mi vida podría resumirse en un guión de Aaron Sorkin dirigido por David Fincher o Michael Haneke.

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