Había ganas de probar Syberia: The World Before, de reencontrarse con Kate Walker y de recuperar las buenas sensaciones que ofrecían las aventuras originales de la aventurera neoyorkina. Quizás íbamos sobrados de expectativas, porque la experiencia, con alguna salvedad, ha sido agria y tediosa.
Si llegáis desde las anteriores entregas, el juego ofrece la posibilidad de visionar un resumen (de poco más de dos minutos) que muestra algunos hitos de la trepidante vida de Kate; ideal para entrar en calor. Si llegáis de nuevas lo mejor es que paséis de dicho vídeo e intentéis abstraeros de las menciones a la trilogía original (aunque al principio pueda resultar complicado, dado que la nueva aventura arranca donde lo dejó la tercera parte), porque dicho resumen está tan mal planteado que en lugar de arrojar luz sobre los antecedentes, solo genera ruido y lo único que sacaréis en claro es que a Kate le encanta perderse en Siberia, compadrear con autómatas y que es una prófuga de la justicia.
Detalles accesorios que ya ponen sobre aviso de que Syberia: The World Before tiene muchas mejores intenciones que ejecuciones.
La aventura se narra a través de dos personajes: Kate, la protagonista original de la saga, y Dana Roze, una joven a la que conocemos en esta entrega y cuya historia despierta el interés de Kate. ¿Cómo? Mientras que la trama de Kate se ambienta en 2004, la de Dana lo hace en 1937, en el prólogo de la Segunda Guerra Mundial. La investigación de Kate y las propias vivencias de Dana se entrelazan una y otra vez para dar respuesta a la aventura que emprende la protagonista.
Sobre el papel resulta interesante. Hay algunas mecánicas que nos sumergen aún más en esa doble narración, pudiendo alternar entre ambos tiempos/personajes para resolver determinados puzles y averiguar más acerca de la vida de Dana. ¿Dónde está entonces el problema? En lo aburrida que se muestra la historia desde sus primeros compases. Siendo una propuesta que puede completarse en unas diez horas, si esta empieza a coger interés cuando llevas cuatro es que algo falla de manera muy preocupante. La tentación a abandonar la aventura antes de tiempo es casi constante.
Y si bien es cierto que el guion puede ser más o menos lineal o abusar de tal o cual arquetipo (no en vano el contexto del ascenso nazi al poder en Alemania condiciona ciertas estructuras y temáticas argumentales), la gente de Microids se preocupa de darle un contexto a la trama principal y como personaje Dana es muy atractiva; pero no nos invitan a descubrir más allá de la superficie. Muchas de las conversaciones que mantienen las protagonistas con los personajes secundarios carecen de interés o no tienen incidencia en la aventura. Y además tienen «trampa», porque una vez que activamos un diálogo, es imposible adelantarlo o saltárselo. Si a esto le añadimos un acting pausado y contemplativo, en no pocos momentos querrás que se te lleven los demonios de pura desesperación. Vale, quizás estoy exagerando un poco, pero os hacéis una idea.
No ayuda tampoco lo pesado de los controles y el tipo de interacciones. A lo primero es posible llegar a acostumbrarse, sobre todo el público más veterano, con experiencia en el «control tanque». Ojo, hablamos del control con mando, que es con lo que hemos jugado. Movimientos lentos y falta de precisión a la hora de colocarse en el punto exacto son la nota dominante. Insisto, es cuestión de tomarle el pulso. Ya las interacciones pueden ser más tediosas. Gira una llave, mueve una manivela, mira una foto, gira otra llave, coge tal objeto, ahí tienes otra llave, busca la combinación, otra manivela… os hacéis una idea, ¿verdad? Resultan tediosas no tanto por la repetición de patrones (a fin de cuentas estamos ante una aventura gráfica point & click), sino por la excesiva simplicidad de los puzles. La falta de un reto en general repercute en el cansancio respecto a las mecánicas jugables.
En cambio, donde sí que despunta este Syberia: The World Before es en su apartado visual. Los escenarios naturales son especialmente bellos y el juego incentiva que nos paremos en ellos. Es una aventura que da gusto contemplar. Y es ahí, quizás, donde radica la clave de todo. Esta cuarta parte de Syberia va encaminada hacia una experiencia pausada e íntima, que se recrea en el viaje emocional de sus protagonistas y lleva esta intención a todos los aspectos de la propuesta. Así, dada su lentitud global y su falta de reto, se hace una aventura recomendable solo para seguidores acérrimos de Kate Walker y sus aventuras.
Analizada la versión de Steam.
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