System Shock

System Shock: Old School

Nightdive Studios propone una revisión del clásico System Shock, padre espiritual de la saga Bioshock. Propone una revisión que aporta «nuevos efectos visuales en alta definición, controles actualizados, una interfaz renovada, además de sonidos y música totalmente nuevos«. Y lo hace manteniendo intacta la experiencia old school de la aventura original.

 

System Shock

 

System Shock nos pone en la piel de un hacker (en un futuro distópico ambientando en 2072) que es capturado tras entrar en la base de datos de una maquiavélica multinacional. El precio de su libertad es desactivar los rasgos éticos de SHODAN, una inteligencia artificial de dicha empresa que controla una estación espacial. Y ya podéis imaginar lo que sigue, más tratándose de un shooter de acción en primera persona. La IA se vuelve terrorífica, los incautos trabajadores caen presa de esta y son transformados en horribles monstruos y nosotros (que podemos elegir, como novedad de esta edición, entre ser mujer u hombre) estamos en medio de todo el embrollo, luchando por sobrevivir y detener a SHODAN.

 

Argumentalmente estamos ante un juego de 1994 que veía el peligro de las inteligencias artificiales en términos de destrucción de la humanidad, como Skynet en Terminator. Una pesadilla hasta cierto punto naíf que se ha visto superada por la problemática real a corto-medio plazo (pérdida de empleos, destrucción de la propiedad intelectual y derechos de autor, suplantación de identidad…); pero igualmente sugerente porque plantea -llevándolo al extremo- una posibilidad derivada de la toma de autoconciencia de la IA. Porque si hoy vemos día sí y día también las atrocidades belicistas de personajes como Putin o Netanyahu, ¿qué impediría que una IA consciente de sí misma, y con los recursos necesarios a su alcance, llevara también a cabo acciones equivalentes? Esto fue algo sobre lo que reflexionamos al hablar de Stellar Blade y que, en mayor o menor medida, subyace en todos los relatos que asumen una inteligencia artificial independiente como enemiga.

 

Como decíamos, el juego nos permite elegir el sexo de nuestro protagonista, pero al tratarse de una experiencia en primera persona, su importancia es relativa. Solo veremos a nuestro avatar en las cinemáticas de nuestras muertes. Así, según lo duchos que seamos a los mandos veremos a nuestro personaje de cuerpo entero más o menos veces. Si no sois muy habilidosos, preparaos para sufrir durante los primeros compases de la aventura, pues empezamos con poco más que una palanca para defendernos de los enemigos.

 

System Shock

 

System Shock es «un juego de los de antes», es decir, facilidades pocas. Esta revisión incluye opciones de accesibilidad y control de la dificultad bastante flexibles, pudiendo personalizar el reto hasta el punto de tocar la complejidad de los combates, de los puzles y las misiones (también las fases en el ciberespacio). Pero al final sigue siendo una propuesta pensada para jugadores veteranos que ya disfrutaran de la aventura original y para quienes, sin haberlo jugado, lo conocieran y deseen adentrarse en este futuro cyberpunk. Hay mejoras de calidad de vida como un sistema de puntos de referencia (en el modo fácil), pero el escenario sigue siendo un diabólico laberinto en el que es tremendamente fácil perderse y su sistema de inventario es tosco hasta decir basta y mientras estamos trasteando con él la partida no se detiene; es decir, nos pueden atacar mientras estamos desechando o reordenando objetos. System Shock requiere paciencia.

 

Aún así, estamos ante una propuesta muy entretenida. Parte de su gracia radica precisamente en la poca ayuda con la que contamos en la inhóspita estación. El juego busca que nos sintamos tan perdidos e indefensos como su protagonista, logrando que nuestro crecimiento frente al mando sea más satisfactorio. Ello requiere, claro está, que seamos fans de este tipo de propuestas en las que la ausencia de indicaciones claras sea parte integral de la apuesta jugable. Y esto, como no podía ser de otra manera, se integra relativamente en la narrativa. Ya hemos señalado que la trama es muy sencilla (el final, revisado también para la ocasión, sigue siendo muy escueto en carga argumental, no esperéis un desenlace al uso), pero el escenario está plagado de notas de audio y texto que nos van desvelando el lore y explicando cómo sucedió la catástrofe a la que nos enfrentamos. Si gustáis de explorar y leerlo todo, se echa en falta no solo la opción de ampliar el tamaño de la fuente, sino un doblaje el castellano. ¿Y por qué? Pues por el mismo motivo que con la interacción con el inventario, la partida no se detiene. Y si no se entiende el inglés, hay que elegir entre leer los textos o pelear. Que no os extrañe veros escondidos en alguna esquina para poder leer las notas con cierta tranquilidad.

 

Con todo, insistimos, System Shock se disfruta. Desde el primer momento se muestra como es: una experiencia old school. Especialmente recomendable para fans de experiencias de aire retro (en el fondo es justo eso) y amantes del género. Muchas de las ideas que damos ya por asentadas en el género nacieron o se perfilaron aquí. System Shock es historia viva del videojuego.

 

Analizada la versión de PlayStation 5.

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