¿Quieres emular a Margaret Court como la tenista con más Grand Slams de la historia? ¿O prefieres ser historia de París como Rafa Nadal? ¿O asombrar con tu precocidad como está haciendo Carlos Alcaraz? Si alguna de tus respuestas es afirmativa, este no es tu juego. O sí, pero no como imaginas.
Aquí no vamos a ponernos en la piel de Paula Badosa, Novak Djokovic o María Sákkar. Y no solo porque los nombres no sean reales (se pueden «actualizar» a través de diferentes mods de la comunidad), sino porque en Tennis Manager 2022 seremos los entrenadores que guiarán a las estrellas -presentes y futuras- del circuito profesional. Interesante cuanto menos, estamos ante un gestor muy deudor de las formas y modos del icónico Football Manager, pero trasladado a la idiosincrasia del tenis.
En este sentido, si conocéis el popular gestor de fútbol, todo en Tennis Manager recuerda a ese. La entrada no es traumática, pero la sensación general es de una propuesta poco inspirada. Si no lo conocéis, es un salto sin red del que es fácil salir accidentado. ¿Por qué?
Más allá de la complejidad y/o profundidad de algunos de sus menús, como pueden ser la gestión de los entrenamientos o la customización de la táctica previa al partido (otros como la gestión de los sponsors o la contratación de los tenistas son muy simples), es una propuesta muy poco intuitiva. Si no tienes un extenso conocimiento del deporte es fácil perderte y frustrarte ante la poca claridad de muchas de sus dinámicas y delegarás en el sistema todo lo que puedas.
Esto se ilustra, por ejemplo, en dos apartados. El primero es en la contratación y asignación de entrenadores para tus tenistas. Los parámetros disponibles y su correspondencia al tipo de entrenamientos son muy confusos, llevándote a usar (y abusar) la táctica de «ensayo y error». El segundo es la simulación de los partidos. Gráficamente son lo esperable en este tipo de juegos, pero la interacción con nuestro tenista es anecdótica (según nuestra experiencia, claro). Tienes algunas opciones tácticas (como la agresividad en el juego, o atacar unas u otras zonas) útiles y con un reflejo claro, pero hay otras de arenga cuya función nunca hemos sabido entender. Tu tenista cambia su estado de ánimo, pero tno iene ningún impacto aparente en el partido (en Football Manager, por ejemplo, un grito de ánimo o una reprimenda en el momento justo puede cambiar el resultado). ¿La consecuencia? Que antes que después optes por saltar las simulaciones e ir directo a los resultados.
Tennis Manager es una apuesta con un relativo atractivo para los amantes de los gestores deportivos. Sobre todo por el punto de originalidad que aporta por tratarse de un deporte individual y completamente ajeno al fútbol (el rey del género); pero la permanente sensación de que el azar tiene un peso importante en los partidos y que algunas de sus opciones son endiabladamente confusas, alejan al jugador casual y ponen a prueba al veterano.
Analizado en Steam.
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