Desde hace unos días Aleta Ediciones ha distribuido en librerías la segunda entrega de El Ministerio del Tiempo en formato de cómic. Javier Olivares coge el timón comiquero de las páginas basadas en su propia serie relevando al reputado autor El Torres quien junto a Desiree Bressend ideó la primera entrega que nos dio continuidad a la ya finalizada producción de RTVE. Al igual que el autor de obras como Roman Ritual o El Bosque de los Suicidas cuenta con el apoyo de un co-guionista que en esta ocasión es Pablo Lara, quien también fue escritor de la serie en el episodio Refugiados en el tiempo, aquel que fue dirigido por Gabe Ibañez (Autómata) y que nos narraba como el Ministerio debía dar cobijo a unos refugiados moriscos en 2017 a la vez que tenía que resolver un problema con Simon Bolivar. Este guionista a su vez es el artífice de las palabras que oímos en ‘Tiempo de confesiones’, los momentos más íntimos fuera de las cámaras protagonizados por el personaje de Francesca Piñón (Angustias) presentados a modo de Vlog. Así es que junto a Javier Olivares y entre los responsables de la serie es uno de los mayores amantes de la intra-historia del Ministerio.
La función de estos cómics, a mi manera de verlo, debía ser la de mantener viva la historia creada por la ficción televisiva, pero más allá de eso, como dije en la reseña del número uno tendría que ser la de mostrar momentos inéditos no solo de nuestra historia si no también de la historia del propio Ministerio del Tiempo y sus miembros. Al igual que El Torres y Bressend, Olivares y Lara sacan a la luz secretos que quedaron por desentrañar a parte de sacarse de la manga nuevos relatos. Se continúa exactamente con la misma labor de los anteriores guionistas, pero sin seguir una historia abierta, sino narrando aventuras aisladas que forman parte del universo principal.
En esta ocasión tenemos dos sucesos que están relacionados. Uno de ellos el del almirante Blas de Lezo, personaje histórico que fue interpretado muy brevemente en la serie por Vicente Colomar (‘La que se avecina’). Se narra la que es una de sus mayores proezas y se hace con bastante tino y sangre. Fue el artífice de la derrota a los ingleses en Cartagena de Indias, uno de los grandes zascas a los británicos, pues los españoles contaban con muchos menos efectivos en esa contienda y los atacantes ya habían creado una moneda conmemorando una victoria que nunca tuvo lugar. Es más la hipocresía de los ingleses está reflejada con esta anécdota que además es usada a favor del guión. Pero también es irónico y casual como surge esta crónica sobre un personaje heroico maltratado por la historia justo ahora que un torero lleno de costurones es vilipendiado por unos y adorado por otros. No lo digo por posicionarme a favor o en contra del toreo, si no por señalar lo cíclicos que son los acontecimientos en nuestro país y lo oportuno que es sin quererlo El Ministerio del Tiempo.
Es curioso pero el adelanto que nos dieron el Día del Cómic Gratis no pertenecía al inicio de este tomo, si no más bien a una parte bien adelantada del mismo. Y no os preocupéis por considerarlo o no spoiler pues la historia os va a resultar igualmente interesante. Seguimos descubriendo que sucede con Lola Mendieta, el personaje inspirado en Marina Vega de la Iglesia interpretado por Natalia Millán. Como bien recordaréis ella está afectada físicamente por haber viajado con el método de Darrow y aunque también vemos a su yo joven (Macarena García) son sus versiones más adultas las que lidian con ese problema mientras intentan cumplir las misiones que le asigna el Ministerio, como siempre sin darse por vencidas con sus empeños. Por lo tanto hay una dualidad interesante en todo esto que Olivares ha traducido bien del lenguaje televisivo al papel. Además es curioso saltar entre las distintas etapas y versiones del personaje así como ilustrativo pues nos hace acompañar por ejemplo a Emilio Herrera, que entre otras cosas fue presidente de la República readmitido en el país por Alfonso XIII, realizador de la proeza de atravesar el atlántico en zeppelín y creador de una escafandra que supuso un diseño inspirador para los trajes espaciales modernos.
El Ministerio del Tiempo siempre ha sido muy moderno aunque se dedique a vigilar el pasado. Tanto es así que incorpora corrientes tan de moda, aunque no nuevas, como introducir muchos huevos de pascua y cameos en sus historias. Suena el Life on Mars de David Bowie, se cita a Randolph Hearst, se ve una foto del autogiro de Juan de la Cierva… Incorpora personajes históricos como Gregorio Marañón, Juan Sebastián Elcano… Algo que está también muy en boga y que acostumbra a hacer El Ministerio del Tiempo es incorporar el humor pero ni tiene a sus habituales personajes cómicos ni es el caso de Lola Mendieta, la cual no es precisamente el alma de la fiesta y en la etapa en la que la leemos no está para echar cohetes.
Lo que sí que se mantiene es el mismo dibujante del anterior número, Jaime Martínez. Como dije en mi anterior reseña los personajes están perfectamente reconocibles para con sus actores reales pero encontrábamos algunas viñetas en las que aparecían con algunas desproporciones o facciones grotescas. En este número dos cuesta encontrar algún fallo de este estilo, aunque sí que es verdad que con sus trazos da la impresión de que algunas caras tienen un aire de desencajadas. También nos encontramos un mejor trabajo de color que esta vez es tarea de Santiago Ramos. Los tonos estando tan apagados dan al cómic una sensación de desgaste, de efectivamente tiempos añejos. Se nota que Martínez y Ramos han trabajado juntos antes.
Ya que estamos con los cómics y se pretende crear una serie de volúmenes se podría crear una nueva patrulla permanente que pase página y nos abra las puertas a nuevas tramas. Parece que eso son cosas que se quedan en el tintero o que tal vez si parecía que tenían pensado El Torres y Desiree Bressend al estar menos apegados a los personajes originales. Es más, si la serie no está cancelada del todo y solo está en un letargo, esperando una nueva temporada o casa como parece indicar Javier Olivares en su prólogo, podría servir esta idea como banco de pruebas para una cuarta etapa. De momento en esta segunda publicación se oxigena un poco el fan de repetirse tanto con los mismos protagonistas y agradece ahondar en otras historias de la institución secreta, que por otro lado puede que haya cambiado alguno de sus futuros, lo cual está abierto a debate y eso también gusta al lector.
Esta vez tenemos alguna página más que en la anterior ocasión, llegamos a las 128, de las cuales la últimas son un espacio que se le ha dejado al dibujante para regalarnos unos pocos diseños previos de los personajes y páginas. Nos presentan una portada alternativa que la verdad me habría gustado más que la composición que finalmente se ha escogido. Un trabajo en el que la Lola Mendieta de Natalia Millán en solitario está frente a un inmenso reloj o ante el logotipo del Ministerio del Tiempo acompañada de distintos relojes de bolsillo o de arena. Mucho más adecuado teniendo en cuenta que es ella la que protagoniza realmente este volumen.
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