Musarañas

Musarañas: Tramposas alimañas

Esteban Roel y Juanfer Andrés contaban con un marco perfecto para fijar su historia de terror: la España de posguerra es el encuadre perfecto para este género. Ponen toda la carne en el asador, se dejan llevar y pecan de ingenuidad en varios momentos en su ópera prima Musarañas.

 

La sensación de opresión y miedo se palpa muy bien en la cinta, la puesta en escena es una de sus bazas. El ambiente de una sociedad regida por la religión y las formas marca este thriller que se apoya en una historia turbia de familia. El foco de atención es Montse (Macarena Gómez), una mujer que ha dedicado su vida a cuidar de su hermana pequeña (Nadia de Santiago) tras la muerte de la madre y la huida del padre. Ella padece agorafobia y se refugia en su casa de Madrid mientras trabaja de costurera. Un día, un vecino (Hugo Silva) sufre un accidente y le pide ayuda.

 

La mano de Alex de la Iglesia se nota como productor que es del proyecto, sobre todo en el delirio final. La película empieza apuntando maneras que aflojan a medida que se entra en el meollo. Las respuestas a por qué Montse está tan perturbada son predecibles según avanza el metraje. El guion, firmado por Juanfer Andrés y Sofía Cuenca, se inspira en nuestra España profunda. Historias tétricas de esa índole debieron de haber a patadas a causa de la opresión de la Iglesia. Y a dolor.

 

Macarena Gómez en Musarañas

Macarena Gómez en Musarañas

 

Macarena Gómez bien se ha curtido en interpretar mujeres psicóticas inofensivas, pero con faceta oscura era la asignatura pendiente de la cordobesa y en esta prueba queda perfecta. Se contiene hasta que rompe y la rabia despojada es pantagruélica. Es una víctima tanto externa como internamente dentro de una tortuosa cárcel formada por su tenebroso hogar y su inestable mente. Una presidiaria así enternece y espanta a la vez al espectador debido a un tour de force digno de recabar premios.

 

En tan castrado y asfixiante mundo llama a la puerta Carlos (un correcto Silva), y convive una Nadia pasando de niña a mujer. A ambos se enfrenta Gómez y sale clara vencedora interpretativamente hablando de esta masacre. Luis Tosar, como siempre bien aquí está a la altura dando vida al padre en los flashbacks.

 

La primera parte de Musarañas va viento en popa pero en el tercer acto decae, aunque sea digno de llevarse los aplausos en Sitges. La exacerbación se despliega en todo y todos. La atmósfera queda rematada gracias a la partitura de Joan Valent, algo que se ha insertado bien en el montaje final y escoltándolo acertadamente.
Lo malo es que los directores patinan al final con ciertas incógnitas en el relato. ¿Cómo olvidar un pasaje tan duro la hermana pequeña? O los juegos de las entradas y salidas al domicilio, que hacen que el suspense pierda fuelle, aparte de un par de engaños al espectador que mejor no mencionar porque el spoiler resquebraja demasiado. Mejor que lo compruebe cuando se la vea, ya que al menos, las dos musarañas llamadas Nadia y Macarena entretienen.

 

Porque Macarena está ahí para sostener el relato. Consigue empatía hasta el final, pese a que el entramado no este cosido del todo, pues se han dejado un par de rotos por donde estos animalillos se han escapado. Pero la principal y que importa, Montse, se queda en la guarida resistiendo.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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