«Sólo puedo permitirme abonar una factura… en plomo«

Con lo rico que es el universo de Batman y están los autores actualmente empeñados en expandirlo con nuevos y estrafalarios villanos. Búhos (Scott Snyder), conejitas (David Finch)… y Tony Salvador Daniel no ha querido quedarse atrás. Ya en los primeros números de Detective Comics (recopilados aquí como las entregas 2 y 3 de Batman) nos presentó al Muñequero (un personaje cuyas maldades se han ramificado después por otras colecciones, como la de Catwoman) y ahora, cuando parecía retomar el personaje del Pingüino, nos sale con 5 ó 6 nuevos malechores de los que el justiciero deberá hacerse cargo en este tomo que recoge las entregas de la cinco a la doce de Detective Comics y nos deja a las puertas de la esperada Muerte de la Familia.

Podemos dividir el tomo en dos sagas y dos historias cortas. Las primeras, más genéricas, nos devuelven al detective peleón. Sin miedo y con una pizca de humor negro, Batman se pone el traje de héroe convencional para investigar una red de tráfico de sustancias y llegar, como no podía ser de otra forma, al Casino Iceberg. Un casino que cada vez que es reimaginado se vuelve un poco más exagerado y barroco. Peleas, tiros, villanos con nombres llamativos… Se puede decir sin miedo que la primera mitad de Tácticas Intimidatorias es divertimento puro y duro. Cierto es que entre ambas historias nos encontramos con un breve capítulo con Eli Strange (¿hijo de Hugo?) como inquietante protagonista, pero no es más que un pequeño descanso entre tanto castañazo junto.

«Incluso el más sagrado de los santos es capaz de cometer el más horrible de los pecados«

La atmósfera el cómic cambia cuando llegamos al anual de Detective Comics. La primera parte, absolutamente genial, nos pone en la piel de Dos Caras para relatar una historia propia del cine negro, de gángsters, humo de cigarros mal apagados y casquillos repiqueteando contra el asfalto de un callejón mal iluminado. Lo dicho, una pequeña maravilla para la que Daniel se ha hecho acompañar por el detallista dibujo de Szymon Kudranski (Spawn, Pingüino: Dolor y Prejuicio) y la oscura paleta de John Kalisz. Y todo ello sin una sola mención al Caballero Oscuro, sin un sólo superhéroe recortando su silueta en el horizonte. Tan solo Dos Caras contra Harvey Dent y los dos contra el mundo del hampa. Delicioso.

El anual termina con una historia que sale directamente de las páginas de La Noche de los Búhos y en la que podemos disfrutar del sabor de los clásicos con el regreso de dos caras conocidas en una aventura de corte clásico y hasta me atrevería a decir que sesentero (ferias, peleas con gente disfrazada, luchas en museos…). La lectura de estas páginas es de lo más ameno y refrescante de un cómic en general serio y opresivo y esto se agradece.

¿Queda algo más que decir? Pues sí, porque con todo el pescado vendido y cuando estábamos apunto de cerrar el álbum aparece un capítulo final titulado El Rostro Delator en el que James Tynion IV (muy presente en las últimas entregas de La Noche de los Búhos) allana el camino para lo que está por venir en DC. Curiosamente (o tal vez no) vuelven a unir fuerzas Kudranski y Kalisz para hacer que uno suelte este tomo con un escalofrío recorriéndole la espina dorsal. Ganazas de que llegue Muerte de la Familia.

Felip Tobar es el encargado de presentar y despedir este tomo, en el que encontraremos las portadas estadounidenses desperdigadas en su parte central sirviendo de separador entre grapas y anuales.