Tras el primer golpe, llega el momento de las alianzas impensables para derrocar al Sindicato el Crimen.
«Bonito piso de soltero«
El primer mazazo ya ha pasado. La llegada del Sindicato del Crimen a nuestra realidad y la revelación de que las diferentes Ligas de la Justicia habían sido derrotadas (y sus integrantes muertos o desaparecidos) golpeó al resto de héroes, a algunos de los villanos y a los seres humanos en general con violencia. Pero aunque para nosotros hayan pasado meses, el cuarto volumen de Maldad Eterna se sitúa tan sólo 48 horas después de la hecatombe y ya en este cómic podemos ver como la incipiente resistencia que lidera Lex Luthor comienza a organizarse y a ofrecer un pequeño atisbo de esperanza para los habitantes de nuestra dimensión. Por otra parte, Batman y Catwoman, los únicos supervivientes del final de la Guerra de la Trinidad, se dirigen a Empresas Wayne tras haber dejado lo que queda de Cyborg en manos de quienes pueden cuidarle y rumbo a tratar de salvar a Nightwing de la muerte segura que le espera a manos del Sindicato.
«Empresas Wayne«. La enorme importancia que está teniendo Batman en este Nuevo Universo DC cristaliza en esta saga con especial intensidad. Y es que la maestría de Scott Snyder, por un lado, y todo lo que huela al murciélago, por el otro, están siendo los flotadores de una editorial que ve como Marvel presenta cada día más batalla en el poderoso mercado norteamericano y en la que Superman, tras el paso de un buen número de guionistas y dibujantes, no termina de despegar en los «nuevos» 52. Así, Batman es el único héroe en pie (con permiso de Catwoman, otra de sus secundarias), Nightwing es el gran rehén (quizás echaba de menos sus tiempos de Robin) y son Gotham y los personajes que la pueblan los mayores dadores de historias secundarias para este gran crossover (cuatro tomos sobre los villanos de Batman, la miniserie de Arkham en Guerra…)
Lo cierto es que con Superman y Wonder Woman en la ecuación, quizás la historia habría derivado mucho antes hacia la acción y así, con un grupo reducido de personajes que no confían entre sí, los capítulos avanzan mientras los protagonistas se arrastran entre las sombras a la espera de la oportunidad de poder asestar su propio golpe al enemigo común. Geoff Johns tiene la suficiente experiencia a sus espaldas como para saber qué tipo de historia le convenía más a la premisa inicial de un mundo sin héroes y lo cierto es que Maldad Eterna, al menos de momento y no nos queda nada más que un número por leer, se disfruta de principio a fin.
«No te eches flores«
La verdad es que, volviendo una vez más sobre el Bat-tema, parece como si entre todos los autores de DC quisieran hundir a Bruce Wayne en alguna clase de profunda histeria. Scott Snyder le ha privado de su confianza en Gotham y ha apartado de su lado a sus aliados directos, a él le ha seguido Grant Morrison con el asesinato de Damian Wayne a manos del hereje y ahora Geoff Johns somete a Dick Grayson, el primer Robin y actual Nightwing, al peor de los trances, uno del que difícilmente saldrá ileso toda vez que su identidad secreta se ha hecho pública (a no ser que en DC le hagan al personaje una «maniobra Peter Parker» y un mago le haga olvidar al mundo la verdad…)
Obligados a colaborar con algunos de los peores villanos de la editorial Catwoman y Batman reaccionan de manera muy distinta. Superviviente por naturaleza, Selina se adapta desde el primer minuto, pero no ocurre lo mismo con su compañero que, acostumbrado como está a rebatir cualquiera de las decisiones de sus recientes compañeros de la Liga de la Justicia, tiene en estos tomos que tomar una decisión crítica acerca de la cadena de mando que se establece dentro del pintoresco grupo que podemos ver unas líneas más arriba. Se acabó lo de actuar según su propio estilo, toca seguir el método de los villanos para poder enfrentarse al fuego con fuego y acabar de una vez por todas con la amenaza venida de Tierra 3.
«Nunca me has abandonado Bruce«
A falta de una única entrega, Maldad Eterna nos ofrece momentos de auténtico dramatismo en su sexto capítulo al mismo tiempo que vuelve a planear sobre los interrogantes acerca del peligro que ha movido al Sindicato del Crimen a mudarse a nuestra dimensión. Se desvela, eso sí, la identidad del rehén encapuchado de Ultraman, augurando grandes dosis de acción en el último número de la colección, pero a menos que sigan quedando cosas en el aire tras Maldad Eterna #7, me temo que el cierre del evento puede llegar a ser un tanto precipitado, lo veremos en breve cuando llegue a nuestras tiendas.
Por último cabe alabar que por una vez DC haya decidido plantear el crossover de manera que uno se pueda leer perfectamente la miniserie principal sin necesidad de comprar números sueltos del resto de colecciones. Y lo que es mejor, mola que esto también funcione a la inversa: los tomos de Batman: Maldad Eterna, si bien enlazan en ocasiones de manera directa con los sucesos de Maldad Eterna, se pueden abordar perfectamente como relatos cortos independientes, lo mismo pasa con Arkham en Guerra, aunque este tomo tendrá consecuencias directas sobre la colección del Caballero Oscuro.
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