Rescatamos este manga sobre dos peculiares hermanos abandonados por su madre y vendidos a un circo por su padrastro, obra de Suehiro Maruo, habitual del catálogo de ECC Ediciones (que también publica esta serie) y estandarte del ero-guro, género en el que se combinan de las formas más variadas los conceptos de lo grotesco y lo erótico y del que ya hemos traído alguna recomendación a la revista.
La que nos ocupa, El infierno de Tomino, es una colección de cuatro tomos en blanco y negro, formato rústica con sobrecubierta de unas dimensiones de unos tres centímetros mayor (en largo y ancho) del manga estándar y con un precio de 12,95€. Un formato, pues, atractivo y a precio competitivo.
El infierno de Tomino es el volumen perfecto para adentrarse en la obra del Suehiro Maruo más contemporáneo. No en vano, su publicación original data de 2014 bajo el paraguas de la revista Comic Beam, y recoge buena parte de las inquietudes artísticas y personales del autor. Maruo pone en el foco a dos hermanos mellizos obligados a vivir mil calamidades a causa del abandono de su familia. El contexto en el que se desarrolla el relato, los primeros años de la era Shōwa (que abarcaría desde mediados de los años 20 hasta la ocupación norteamericana tras la 2GM), subraya la particular atmósfera de la historia, que se mueve entre las férreas tradiciones japonesas y las novedades que aporta occidente, entre la inocencia infantil y el pecaminoso drama de la terrorífica vida adulta.
En este sentido El infierno de Tomino guarda no pocas similitudes con Midori: La niña de las camelias, aunque sin llegar a la desazón de aquella. Maruo deja ver aquí cierta ternura impregnada de tristeza hacia su variopinto grupo de personajes (encabezados por los hermanos Tomino y Katan), marginados todos, ya sea por cuestiones físicas o sociales. Detrás de lo bizarro y lo exagerado que pueda haber tras las viñetas del veterano mangaka de Nagasaki, hay un profundo y sincero estudio sobre el dolor, herencia de una sociedad que en el último siglo se ha levantado como pocas tras vivir terribles experiencias iniaginables para muchos de nosotros.
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