Desde este viernes podemos ver en cines Stockholm, una película que habla sobre las relaciones, la pasión y el amor de hoy en día. La cinta fue la sorpresa de la pasada edición del Festival de Málaga. Rodrigo Sorogoyen dirige esta esta historia que escribió junto a Isabel Peña.
Pregunta: El guion tiene una credibilidad inmensa en todas las conversaciones ¿Os costó mucho a Isabel (Peña) y a ti conseguirla?
Respuesta: Hubo dos partes: La primera versión no nos costó mucho, porque teníamos muy claro cómo iba a acabar y lo tenía que pasar. No suceden grandes cosas, no hay grandes giros. Había que conseguir que el espectador no se aburriera, darle pistas, de enriquecer a estos personajes, y crear situaciones que al público le atrajeran pero por otro le incomodara. Sí es cierto que como todo estaba basado en diálogo, lo que sí nos costó era cómo hacer esos diálogos creíbles, naturales. Los guionistas pecamos a veces de ser muy cinematográficos, y así los personajes se hacen más ingeniosos. Tienen que serlo, porque si no, aburres, pero no nos podíamos pasar, porque la película se basa en realismo. Esa parte fue la más ardua, por ir quitando cosas poco creíbles.
P: La película es muy teatral, ¿os habéis planteado llevarla a teatro?
R: No, pero me lo están diciendo mucho. Pero es que, quiero acabar con esto ya, jajaja. Es que llevamos muchos años y yo estoy ahora con nuevas historias. Sí que es cierto que el texto es muy teatral, pero no es buscado. Yo creo que la realización ha ayudado a eso, sobre todo en la segunda parte, que hay un par de planos generales con ellos de pie, algo muy de teatro. Se podría, sí, pero tengo otras cosas en mente.
P: Hay secretos que son desvelados de los personajes, pero hay otros que se mantienen en la incertidumbre, ¿por qué así?
R: Eso sí que nació en el guion. Nos preguntábamos que de qué podían hablan ellos, y claro, decir mucho sería aburrido y no sería real, entonces viendo esto lo interesante era que el espectador supiera de los personajes lo que ellos saben el uno del otro.
Así te identificas un poco más y mantienes el interés. Es mejor sugerir que mostrar. No se saben los nombres de ellos, si él tiene novia,… Yo he preguntado a los que han visto la película y algunos me dicen que sí y otros que no. Y esto me encanta, todo lo que no sea darlo mascadito es siempre mejor. Hay pelis en que funciona, claro está, pero a esta historia es mejor no saber mucho, y acabar sin saber el nombre de ella me parece brutal.
P: ¿La consideras una historia de amor?
R: Sí, desde luego. Para nosotros es una historia de amor que habla de muchas cosas. Es una cinta muy generacional porque está hablando de un momento y de cómo nos relacionamos ahora, y muestra lo que hace esta generación que es salir y encontrar el amor de su vida, que puede parece absurdo, pero es lo que hacemos. Luego habla de cosas muy universales. Si se quedase solo en lo generacional, en cinco años se podría llegar a olvidar. Pero era necesario, y si fuera tan abstracta, al hablar de hombres y mujeres no llegaría tan profundamente.
P: El largo paseo por Madrid recuerda a Los ilusos (Jonás Trueba, 2013), y tiene parecidos con otros títulos cinematográficos. ¿Cuál es tu referencia? ¿Te lo planteaste?
R: No era un referente, yo de hecho ni la había visto, creo que ni se había estrenado pero lo que dicen todos los medios. Linklater y Antes del Amanecer puede que fueran el referente. Obviamente no es la Biblia, a mí me encantan, pero es una película que ya está hecha. Además a nosotros nos gustaba proponer el cambio grande que sucede a la mitad del argumento. Visualmente, tiene referencias a una película española que se la ha infravalorado que es After, de Alberto Rodríguez. En cuanto a colores y tratamiento de luz y de cámara lo tuvimos bastante en cuenta en la parte de la noche.
P: También recuerda a Buscando un beso a medianoche (Alex Holdridge, 2007), por esa decepción de encontrar algo y no encontrar lo que tú esperas. ¿Has jugado un poco con ese estilo de comedia independiente norteamericana?
R: Sabíamos que estábamos haciendo una película de ese tipo, no en lo visual, pero sí en la historia. Pero no la seguimos como una meta. Mucha gente está contando este tipo de historias, el amor ya no es lo que era. Hay gente que lo retrata muy bien como Alex Holdridge en Buscando un beso a medianoche. Cuentas lo mismo porque sin querer, opinas lo mismo de las relaciones, o algo muy parecido.
P: ¿Veías el momento en que llegara a las salas?
R: Yo soy muy iluso para ciertas cosas, y no soy nada miedoso para otras. Tenía fe, aunque no tuviera nada seguro, pero sabía que algo iba a salir. Tenía bastante confianza. La gente me dice que tenía que alegrarme más, aunque yo confiaba en la película plenamente.
P: En 8 citas había un reparto coral, aquí solo tienes a dos. ¿Cómo te has sentido más cómodo?
R: La palabra cómodo es difícil… prefiero quizá esta experiencia porque aprendes más y vives más cosas. Con 8 citas me quedé contento con el resultado pero de trabajo actoral hubiese pedido más, pero no podíamos. Eran tantos, y tan famosos que no tenían tiempo, y sí que es cierto que no fuera necesario tanto tiempo de ensayo para conseguir lo que se quería, porque están muy bien todos. Pero me quedé quizá con ganas por gusto que por necesidad. Lo de Stockholm no lo llamaría cómodo porque es intenso pero lo prefiero. Esa intensidad de trabajo te gusta y te atrae, porque si no es así, no te dedicarías a esto, pero no es fácil. Y no fue un infierno, trabajamos muy bien, pero estás jugando con emociones, sentimientos, etc.
P: ¿Qué influencia tiene el cine low cost en España, ahora que estamos un poco denostados?
R: Estamos en un punto que no sabemos hacia dónde vamos, y ante ese desconcierto, la gente no sabe cómo hacer películas, pero las quiere seguir haciendo. Esto permite que surjan joyas, cosas irregulares y no perfectas, pero interesantes. En estos tres años han salido cosas muy buenas en este país. Creo que va a cambiar, porque no se puede mantener así. Nos merecemos un sueldo por nuestro trabajo. Yo desde luego entre quedarme en mi casa parado y hacer una película sin cobrar, me quedo con lo segundo. De ahí se ha enriquecido mucho el cine español, pero claro no se va a mantener. Sé que va a pasar algo, pero el futuro próximo está oscuro: los cuatro que sostienen la industria hacen películas grandes, buenas, malas o regulares, y aparte hay mucha gente que hace cine pequeño. Estamos entre todos buscando un camino que nadie sabe pero llegará.
P: ¿Te ves en los Goya?
R: No me veo, no voy a decir que sí (risas). A ver, me encantaría la nominación, pero está casi cantado que Fernando Franco se va a llevar el Goya al mejor director novel. Sería bueno para la película. Pero si me pongo realista no lo veo porque los académicos ven todas las películas y votarán a las que más hayan oído hablar. Ojalá que Aura estuviese nominada.
P: ¿Caballo Films la tenéis pensada para lanzar nuevos directores?
R: De momento estamos sólo nosotros, ojalá pudiésemos crecer tanto como para producir películas. Pero es que de momento sólo podemos abarcar eso. Nos hemos hecho productores por necesidad. Lo que queremos es hacer otra película en cuanto acabemos con esta, un poquito más grande. Lo tengo pensado, pero les tengo que convencer.
P: O sea, que hay proyectos la vista…
R: Cuando hablo de proyectos hablo de lo que estoy escribiendo y quiero dirigir. Tengo varios y distintos; alguno puede salir adelante, a ver si se puede, y nos olvidamos de las cosas malas que hemos pasado con éste y nos quedamos con lo bueno que nos ha sucedido.
Fotos: EVA GARRIDO
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