Mario Casas e Ingrid García-Jonsson

Instinto: Repitiendo fórmulas pasadas

Mario Casas es un tipo que me cae bastante bien, la verdad. Es de los pocos actores que ante los medios, cuando lleva veinte entrevistas encima, se sigue comportando como un profesional, aunque por dentro tenga ganas de no hacer nada. Por eso cada nuevo proyecto que presenta me despierta interés, no algo desorbitado, pero algo de curiosidad tengo. Por eso cuando se anunció que iba a ser el protagonista de una nueva serie en Movistar+ tuve curiosidad de verlo, pero, aunque el carisma de Mario pudiera salvar la ficción lo cierto es que, tras ver los dos primeros episodios de la serie, el interés se ha reducido al mínimo. Instinto es una serie que quiere ser provocativa sin llegar a conseguirlo, quiere ser algo original y bebe de muchas de las cintas eróticas que hemos tenido recientemente en la gran pantalla: Eyes Wide Shut, Shame o 50 sombras de Grey. El resultado es una serie insulsa en donde brilla todo muy poco.

 

Mario Casas

 

Brilla poco porque parece que no se han dado cuenta que todo lo que quiere contar la serie ya lo han hecho las películas anteriores hace bastantes años y de mejor manera, menos 50 sombras de Grey que no hay por donde cogerla, pero la historia de un millonario que sufre traumas de infancia tiene un hermano con discapacidad y su única salida es el sexo en su manera más hardcore ya no sorprende a nadie. Y no sorprende porque quiere ser provocativa cuando estamos en una sociedad educada en la violencia, el sexo, las drogas y todo lo que se te pueda venir a la cabeza que tratarlo como lo hacen en la serie da incluso un poco de vergüenza. Quiero decir, 50 sombras de Grey era muy light para tratarse de una historia puramente sexual, y aquí peca de lo mismo. Las escenas de sexo no levantan ni una emoción en el espectador que asiste atónito a intentar ver como quieren provocarle. Además, como drama tampoco funciona, pues en ningún momento nos creemos nada de lo que acontece en pantalla, pues las interpretaciones, aunque lo intentan, no llegan a provocar nada de empatía en el espectador.

 

Mario Casas e Ingrid García-Jonsson

 

No llegan porque están tan sumidos en que todo tiene que ser oscuro, tiene que ser dramático que se olvidan por completo de que pueden poner otra expresión que no sea la de sorpresa, la de tensión o fruncir el ceño. Mario Casas llevaba unos años ofreciéndonos su mejor cara interpretativa, incluso en El fotógrafo de Mauthausen era de los más destacado junto a Alain Hernández. Pero ni con esas. Mario se pasa los dos capítulos con el ceño fruncido, moviéndose de un lado para otro sin motivo alguno y sin expresividad en la cara. El peso de la serie es él y no consigue levantar ni un ápice de empatía. Lola Dueñas está completamente fuera de la serie y parece que está en otra. Silvia Alonso sabe en que mundo se mueve la serie y es la que más entonada está de todos, pues sabe ser provocativa, sabe ser sexy y sabe estar dentro de su personaje. Incluso el hermano de Mario, Óscar, está mejor que muchos de los actoes que se ven interpretando a este chico discapacitado. Y a parte, tampoco parece que quienes están detrás de montaje o cámara sabían muy que hacer con el material, pues hay momentos en los que pasamos de lugares dramáticos a otros humorísticos o eróticos sin venir a cuento.

 

Silvia Alonso

 

En definitiva, repito que solo con dos capítulos la serie ofrece todo esto, quizás mejore algo con más capítulos, pero por ahora la decepción se instaura en el sentimiento hacía algo que prometía ser bueno y bonito. Instinto quiere provocar y no sabe muy bien como hacerlo. Shame o Eye Wide Shut ya lo hicieron mejores años atrás. Dentro de los exclusivos de Movistar+ sin duda, esto es un paso muy atrás.

Acerca de Christian Leal

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Desde niño me apasioné por el séptimo arte, por ello decidí licenciarme en Comunicación Audiovisual, pero después amplié mis miras también hacía la pequeña pantalla en la que devoro, bebo y me alimento de series y cine. Mi vida podría resumirse en un guión de Aaron Sorkin dirigido por David Fincher o Michael Haneke.

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